En días recientes, habían traído un libro muy bacano a la oficina. El de la foto.
El libro es un préstamo de la Gerencia, ya que todos somos amantes de la lectura; pero el mismo tenía turno para leerlo, ya que varios compañeros habían pedido hacerlo. Tomé mi digiturno sin problema, pensando en la fila de libros que tengo en casa.
Cuál no sería mi sorpresa cuando me dicen hoy por la mañana que me ceden el turno. Así es: comienzo a leer este libro ya que, precisamente, quienes me antecedían tenían lecturas en curso que no habían terminado, mientras que yo podría comenzar con este amigo. Así que manos a la obra ya que me salté el digiturno.
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