Aunque el fin de año no me dejó “una chiva, una burra negra, o una yegua blanca” como dice la canción de Tony Camargo (aunque sí tengo una buena suegra desde hace unos años), sí me dejó libros.

El Cuento de la Criada vino del juego de Amigo Secreto que hubo este año en la familia de mi novio. Todos debíamos dar alternativas para regalo, y las mías fueron todos libros de Margaret Atwood. De otro lado, el libro de los Normandos (otro en mi lista de deseos) fue el aguinaldo de mi cuñado y mis sobrinos.

Los Testamentos y Las Montañas de Buda fueron el aguinaldo de mi suegra. Los compré dándole un buen uso al bono que me regaló. Los Testamentos es la continuación del Cuento de la Criada, y disfruto mucho leer los libros de Javier Moro; tanto por su excelente narrativa, como por transportarme a una región del mundo que siempre he querido conocer.

Por último, Una Columna de Fuego fue parte del aguinaldo de mi novio. De todos, es el regalo con la historia más linda; ya que como este año me fui de viaje, no alcanzaba a aprovechar una oferta muy atractiva de libros que había. Mi novio me regaló el libro, para que no me la perdiera.
Con este libro, seguiré avanzando en la historia de Kingsbridge. A esta pertenecen Los Pilares de la Tierra, Un Mundo sin Fin y Las Tinieblas y el Alba.
Creo que nunca había recibido tantos libros en una Navidad. Me sentí un poco como una islandesa, recibiendo libros en esta época. Y se sintió bien.
Pingback: Una Columna de Fuego | Through the looking glass