Schiller trae un Comportamental que no me esperaba. Esta vez, busca demostrar la existencia de la correlación entre las narrativas económicas y las grandes crisis en la historia. Es decir, Schiller buscaba demostrar cómo las creencias -y hasta cierto punto, el chisme y la viralidad- hacían que nosotros, los seres humanos, moviéramos el ritmo de economía, a la manera de una perfecta -y enorme- novela coral.
Para esto, no sólo recurre a la interdisciplinariedad -a los modelos epidemiológicos de la medicina, usados para explicar la propagación de epidemias-, recurre a los ejemplos y a la Historia. Fiel a su estilo claro y conciso, Schiller va recorriendo los principales eventos económicos de los últimos 200 años -desde los pánicos y depresiones económicas de los 1830 y 1860 hasta la crisis del embargo petrolero- para demostrar la tesis expuesta en los primeros capítulos: las historias de las personas tienen un valor económico.
Las historias que nos contamos (a nosotros mismos y a los demás) actúan como un líquido de transmisión y son lo que articula la narrativa -y en algunos casos, hasta la política- económica. Hasta el punto en que llegan a profundizar los efectos de un evento económicos como un pánico bursátil, una crisis económica (Depresión o Recesión), o una burbuja alrededor de un activo. ¿O quién no ha oído hablar a un Criptobro, defendiendo su inversión con un convencimiento tal vez digno de mejores causas? Es posible que en el Amsterdamdel siglo XVI hubiera hablado de los tulipanes con la misma intensidad un Tulipbro.
Si bien este libro comienza siendo algo denso de leer, pronto coge vapor y se vuelve agradable. Como lectora, llegué a sentir que en algunos momentos Schiller se repetía un poco a sí mismo. Pero creo -en el gran esquema de las cosas- que era necesario para comprender bien la complejidad de los conceptos. Especialmente, creo que esto pudo darse porque Schiller estructura este libro comenzando por su tesis central y explicando ejemplos de esta y algunas características particulares de las narrativas económicas en cada capítulo. Así que, al retomar, puede volverse repetitivo; pero, a mi modo de ver, es un plus porque garantiza que uno, como lector, entiende lo que lee y puede volver sobre el conocimiento que está adquiriendo con este libro.
Through the looking glass 