La lectura del Conde de Montecristo me dejó un poquito cansada, si puede describirse así. En jerga de atletismo, lo equiparo a haber hecho fondo. Así que quería un libro corto, como para descansar la cabeza y poder ponerme en forma de nuevo para acometer otra de las lecturas de la lista. Y me encontré este breve libro – este librito- de Pablo d’Ors, el sacerdote meditador, que ya ha entrevistado la BBC.
Ay si estaba equivocada. Era un librito. Chiquito. Porque eso son 105 páginas, como para que me cupiera hasta en una cartera de noche. Pero son 105 páginas que son una carga de profundidad, cada una de ellas. Porque d’Ors -gran meditador, y quien a raíz de su experiencia fundó la Asociación de Amigos del Desierto – hace que cada línea sea una meditación, y una invitación a eso: a quedarnos en silencio, a interiorizar la lección y a estar en el aquí y en el ahora.
D’Ors expone sus ideas a lo largo de este ensayo, acompañando sus argumentos con sus experiencias personales como meditador. Desde aquella primera, incrédula vez en que se sentó a estar consigo mismo, sin estar muy seguro de lo que hacía; hasta hoy, en que sigue dudándolo (de una manera saludable). Pero siempre regresando al mismo principio: meditar es estar presente.
JPor eso, leer este libro es estar presente. Porque el libro es una meditación en sí mismo. Es una voz que clama en el desierto, y llama a aquellos que quieren empezar con el viaje más largo, difícil y emocionante de sus vidas: el viaje hacia adentro.