Sigo leyendo en el Kindle. Sigo rekindling con este libro, que sólo vi fugazmente en la librería roja, y que fue un flechazo.
Y bien valió la pena el flechazo. La lectura de Sensitive ha sido un ejercicio de introspección de gran calado. Es de esos libros que, a través de ejemplos, de descripciones y de historias, hacen que uno se haga preguntas y se auto examine, buscando conocerse mejor.
Los autores, diagnosticados como Personas Altamente Sensibles -PAS- se dieron a la tarea de buscar bien qué es eso que llamamos Sensibilidad. De dónde viene (spoiler alert: de donde menos lo imaginas, y forma parte de uno de los debates más antiguos de la Humanidad, el llamado en inglés “Nature vs. Nurture”), cómo se manifiesta, por qué ha sido confundido con otros rasgos como el autismo o el Déficit de Atención (con los que comparte algunas características), y por qué es un rasgo de la personalidad que es a veces tan vilipendiado, y ha sido tan malinterpretado.
El libro no es un manual. Sin embargo, ofrece pautas para poder modular tanto la entrada de información a un cerebro sensible, como la respuesta que este puede emitir. Esto es particularmente importante, pues la respuesta en ocasiones puede ser desmedida, producto de la desregulación nerviosa a la que está sometido un cerebro que constantemente está procesando información. No es una sorpresa que muchas personas que son PAS terminen sufriendo de ansiedad o depresión.
El libro cubre distintos aspectos de la vida a lo largo de varios capítulos. Desde una primera parte muy descriptiva, donde se cubren aspectos fisiológicos, biológicos y comportamentales; hasta aspectos sociales, laborales y familiares. En el especto familiar, los autores hablan acerca de la crianza de niños sensibles, y de cómo se manifiesta la sensibilidad en la primera infancia y las etapas subsiguientes. Este es un tema delicado, pero es uno de los más trascendentales, pues es en la primera infancia donde se sientan las bases de la óptica bajo la cual se ve la vida. Y se vive en sociedad. Y se trata a los demás. Y se enseñan los estándares de lo que está bien y lo que no. Por eso, es tan importante enseñar a los niños sensibles acerca de sí mismos; antes de tener una -¿otra?- generación de adultos quemados y ansiosos, en un mundo demasiado hostil, donde parece que primero se dispara y luego se pregunta.
Por esto es por lo que el libro termina haciendo un audaz llamado a la acción. A no ser así. A tomarse las cosas de manera más tranquila. Con menos prejuicio. A preguntar antes de juzgar. A buscar formular nuestras palabras y darle una forma menos hostil a la realidad que nos rodea.
Leer Sensitive me abrió una ventana a una parte de mí que no había conocido seriamente. En parte, porque siempre me habían descrito este rasgo de (mi) personalidad de una manera negativa. Pero ante mis ojos empezaron a desfilar las historias, los gustos, las respuestas, las manías, las anécdotas, las cualidades y las características…y fue como verme en un espejo.