Escribo esto mientras veo en la pantalla de mi celular un horror muy parecido al que se vio en París, en Notre Dame. Fuego. El peor enemigo del patrimonio de la Humanidad, aquí y en la China.
Esta vez, arde la Catedral-Mezquita de Córdoba, una de las joyas del patrimonio andaluz. Con el corazón en la mano, me pregunté si alcanzaríamos a conocerla, o si pasaría lo mismo que en París, donde el edificio histórico ardió hasta quedar sin techo, y las obras de restauración se debieron extender por varios años.
La acción pronta de personal del lugar y de los bomberos permitió desescalar el siniestro, y estableció la causa del incendio: un corto circuito en una barredora eléctrica de marca no especificada, cuyo punto de carga se ubicaba en un closet de madera. Este prendió con la chispa, causando daños en dos capillas y manchas de humo en una tercera. Daños materiales, pero no una pérdida total del monumento. Se puede respirar tranquilo.
Para mayor tranquilidad de quienes visitamos la ciudad, pronto llegó el parte de tranquilidad oficial, en la forma de una rueda de prensa del Capítulo de la Catedral:
Este lineamiento da tranquilidad. La Catedral sigue en pie y sigue con sus puertas abiertas a sus fieles y a los visitantes.