He leído por fin este libro, opera prima de Arnoldo Palacios, el gran escritor del Chocó. Lo buscaba desde que fui a la Fiesta del libro del año pasado (link); cuando sólo encontré Buscando a mi Madrediós, la autobiografía del autor.
Leer este libro hiela la sangre. La abyección del hambre y la pobreza que describe Palacios en las personas de Irra -Israel- y su familia, sólo cabe en la memoria de quien la vive o de quien convive con ella; no en la imaginación de quienes leen (leemos) estas páginas. Al punto de que el nombre del libro -si bien poético- proviene de la convicción de que, mientras algunos nacen con estrella, otros nacen estrellados. Pero esa idea ya la irá desarrollando el libro.
La denuncia del racismo en una sociedad explotada también queda patente en la historia. Blancos (funcionarios del gobierno) junto con comerciantes paisas y sirios monopolizan la economía del ligar, mientras que la población nativa queda excluida sistemáticamente de las oportunidades de mejora: becas, trabajos formales, y un largo etcétera que los condena a la pobreza.
El autor denuncia asimismo el atraso social: la situación de las mujeres; la precariedad en la vivienda y en el acceso a servicios públicos. La pobreza en la educación. La dependencia del fiado para la comida. Y el hambre.
Es un libro corto -apenas 150 páginas de la historia, en mi edición, a la que se suma el glosario; para llegar a las 184 páginas- pero que golpea con una dureza que no había visto desde hace un rato largo con el ritmo del musical acento de las riberas del Atrato.