Que gran forma de iniciarse en la lectura de Gioconda Belli, que con esta brillante novela. Histórica y psicológica a partes iguales, el libro sigue a dos mujeres en dos épocas diferentes; pero que no podrían ser más iguales.
Gracias a la primera, Lucía, una mujer de la edad contemporánea; podemos acercarnos a los pensamientos y deseos de la segunda, la reina de Castilla recluida en Tordesillas. El problema es que lo que comienza como un juego, una especie de terapia (si se puede llamar así) termina desorientando cuando las dos mujeres se funden y se confunden como en un juego de espejos; como si ambas fueran una, lo que da lugar a la conclusión de que, en realidad, Juana era simplemente una mujer. Y que tal vez -tal vez- lo que ese tiempo castigaron en ella no fue la locura, o la volubilidad del amor y la pasión desmedidos. Castigaban era al eterno femenino.
Un libro muy psicológico, con fuertes referencias históricas para haber detallado de esa manera tan profunda el Renacimiento español, la corte de los Reyes Católicos y la Bruselas de Felipe el Hermoso. Y, asimismo, para conocer tan a fondo la sociedad castellana de la época de Lucía y crear personajes como Manuel y su tía Águeda, que forman una gran trama en sí mismos. Que gran libro.