Arderá el viento

Y vaya si arde en este slow burner magistral de  Guillermo Saccomano. Una pareja misteriosa, un hotel situado en un balneario de la Argentina de la posguerra; un lugar lleno de gente, digamos, de dudosa reputación llegados de Europa en extrañas condiciones. Las condiciones están dadas para que las chispas salten.

Así que pasa el tiempo. La pareja misteriosa (los Esterházy) se establece, las habladurías empiezan. Y es por cuenta de estas habladurías -de estas pequeñas historias, casi como confidencias- que comenzamos los lectores a recoger las gotas de lo que sucede con la familia y con el balneario. Con los sueños rotos. Con las vidas segadas. Con la corrupción, que hay en todas partes. Los amoríos. Los trabajos insulsos. Gota a gota, se van recogiendo los testimonios de la degradación y de la decadencia. De la vida, en la grandeza de su banalidad. 

Por eso, mi primera impresión es que este es un libro que se lee como se toma el té: a sorbitos. Porque a poquitos es que uno, como lector, va atando los cabos y uniendo las historias que van pasando en el pueblo en un libro que es como un tejido, y que con toda la razón le dio a su autor el Premio Alfaguara de Novela de este año. Por eso, mi segunda impresión es que este es un libro que apela a la inteligencia del lector; y que, al terminar de leer, uno simplemente piensa “’¿pero yo qué fue lo que estaba leyendo?”.

Mi siguiente impresión es la voz: es muy literario. Y no hay una voz dominante: es coral. Todo el pueblo habla. Todo el pueblo opina. Por eso es que se pueden conocer diferentes puntos de vista acerca de un personaje, o de un evento. Muy a la manera de una ciudad pequeña, donde todos conocen lo de todos. Menos el nombre.

This entry was published on November 10, 2025 at 9:00 am. It’s filed under Lectura and tagged , , . Bookmark the permalink. Follow any comments here with the RSS feed for this post.

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