El nombre de este libro es pegajoso, algo duro y con pleno sentido una vez que se alcanza el final de sus páginas. Con seguridad, ha levantado más de una ceja; y no sólo en mi ciudad sino alrededor del mundo pues, en palabras de Sara Jaramillo Klinkert, su autora, “a este libro (su ópera prima) le han salido muchos novios”.
Sin embargo, a pesar de su nombre, este libro es una carta de amor al papá. Una carta de amor desde la ausencia. Desde una familia que tuvo que recomponerse y vivir -sobrevivir- a una de las épocas más difíciles de la ciudad. Y hacerlo desde un acontecimiento que dejó secuelas de todo tipo, en todos los miembros de la familia.
Es esa carta de amor escrita en tono serio, sin ser solemne. Que es casi como una puesta al día en los asuntos de la familia. A veces, en tono de reclamo. A veces, como una remembranza. Siempre, con el papá en la cabeza y en el corazón, dejando entrever los efectos de la ausencia sobre los retazos de unas vidas y de una familia.
Un libro hermoso. Sobrio en su lenguaje. Cercano y ameno en su narración. Un soberbio ejercicio de autobiografía y de testimonio contenidos en papel y tinta.
Aquí una entrevista del Espectador a su autora.