Enero me permitió recordar lo variada que es mi biblioteca, pudiendo saltar de la Ruta de la Seda, a la lista de los reyes godos, con un movimiento de mis manos. A continuación, la recopilación de ese paseo aleatorio que tuve este mes:
- El soberano del cielo cuenta la historia de Temujin, quien habría de ascender desde la pobreza en que le dejó la muerte de su padre –líder de un clan mongol- hacia el título de Soberano del Cielo, Gengis Khan, con el que pasó a la historia.
Narra –con emoción y buen ritmo- las luchas, las intrigas, las conquistas y las batallas; pero sobre todo, los principios que le hicieron trascender como el más grande de los mongoles que ha existido, y que le hicieron un general temido por su disciplina, pero respetado por el valor concedido a la palabra dada.
- Inés del alma mía
Una muy querida amiga me regaló este libro, acerca de una de las mujeres más emblemáticas del Nuevo Mundo: Inés Suárez, quien acompañó al descubrimiento y fundación del Reino de Chile, en el siglo XVI.
Escrita por otra enamorada de Chile –Isabel Allende- la vida de esta intrépida, y apasionada mujer, que siguió a un marido díscolo hacia el nuevo mundo y después se aventuró por él sola, es contada de forma rápida y en un género que la autora domina a la perfección, como es la narración en primera persona.
La voz de Inés guía al lector, que pasa por los años de conquista y fundación del Reino de Chile, pasando por sus peripecias personales, en una obra de muy agradable lectura.
- María Antonieta.
Debo confesar que esperaba más información de esta biografía de la reina, escrita por una la descendiente de uno de sus hermanos y de la que -se presumía- haría uso de los archivos familiares.
Sin embargo, encontré que es muy similar a la obra de Sweig; por lo que –a pesar de que su narrativa es buena- no me causó gran impresión su lectura. No obstante, es recomendable para aquellos que no son muy conocedores de la historia de la época y quieren comenzar con un libro general.
- Nunca aprendí la lista de los reyes godos.
Una lectura de paso, mientras acometía un proyecto literario del que hablaré más adelante. Siempre me llamaron la atención los libros que son recopilaciones de la historia y que permiten acercarse a esos pequeños puntos de la historia cuyo conocimiento es divertido. S
Sin embargo descubrí, a pesar de que el libro está bien escrito; de que entrelaza de forma inteligente unas anécdotas y otras –como si fuera una clase amena de historia- y de que busca que el lector se sienta cómodo, que no es el tipo de lectura que disfruto; así que creo que no seguiré leyendo esta lista de los reyes godos.