Precisamente en Cartagena
Septiembre de 2.016
¿Se acuerdan de mi muy bien documentada obsesión con los separadores de libros? ¿Lo recuerdan bien?…pues bien, precisamente en Cartagena, como dice la canción, he tenido a bien perder uno de los más preciados en circunstancias entristecedoras:
Convencida, por la hora, de que no iban a arreglar la habitación del hotel, dejé uno de mis separadores de libros favoritos sobre la cama, con la idea de bajar a la piscina un rato a leer. Craso error: al llegar, encontré la habitación impecable…y ningún rastro de mi separador.
Busqué por todas partes; y no había rastro del mismo. Ni en los cajones, ni en el bolso, ni en otros libros…no podía encontrarlo. Desgraciadamente, llegué a la conclusión de que mi querido separador fue confundido –maldita ignorancia- con una etiqueta de algún vestido de marca; y desechado en la basura del hotel.
Compungida, compartí la noticia con mis tías y mi papá, llegando a la conclusión de que “la ignorancia es una carga liviana para quien la lleva; pero pesada para quien la ve transportar”.
““la ignorancia es una carga liviana para quien la lleva; pero pesada para quien la ve transportar”” ¡Brutal! después de leer la frase me detuve un segundo a pensar, a encontrar una imagen que me la ilustrara y llegué a la obesidad, pues aunque no sea liviana, la persona que la sufre es porque a causa del descuido y los malos hábitos, o en algún caso enfermedad, se ha ido ajustando al incremento de peso constante sin caer en la cuenta de ello, mientras que los demás pueden ver con estupor el tamaño de su cuerpo.