Tuve el placer de que un libro se me colara entre mi lista de lecturas de este fin de semana. Fue un regalo de mis primos, quienes me lo trajeron de Nueva York por mi cumpleaños. Se trata de un clásico de la literatura (Drácula, de Bram Stocker) reimaginado como una historieta. Me lo regalaron, en palabras de mi primo, “porque ven que me están gustando este tipo de literatura millennial”…lo cual es completamente cierto: soy una millennial (de la primera camada, nacida en los 80) y me gusta este tipo de literatura, en formato de historieta.
En general, me divierten los clásicos de la literatura en este formato. Creo que es una forma más desenfadada de leerlos y puede hacerlos más atractivos a ojos de lectores más jóvenes. Desgraciadamente, sus precios en Colombia son prohibitivos; por lo que agradecí profundamente este regalo de mi primo.
Respecto a la historia de Drácula, hay que empezar por decir que no en vano es un clásico atemporal de la literatura. Es la novela gótica por excelencia y un libro de culto para todos aquellos que disfrutan de la literatura de terror. Ambientada en los años de auge industrial de Gran Bretaña, la novela relata la historia de un noble transilvano que es en realidad un vampiro; y que se quiere trasladar a Londres con el fin de aumentar sus víctimas y buscar una asistente. Sus adversarios, contrarreloj, deberán frenar su impulso y buscar la manera de detenerlo para siempre; antes de que llene Londres de vampiros.
El cambio de formato me permitió apreciar lo bien construida que está la trama de la historia. Ni siquiera en un formato de historieta (donde las imágenes y las onomatopeyas de las que hace gala la historieta pueden llegar a distraer) el libro deja de asustar. Eso, o que los años me han hecho más y más gallina…
En fin…para zanjar la cuestión acerca de mi valentía, les comparto estas imágenes con detalles de la hermosa edición del libro: