Si es posible hacer “combos” de comida oficinera, el primer lugar (Combo #1) universal, sin ninguna duda, lo tendría el del café y el agua. O “Tinto-y-agua”, como decimos en colombiano.
Aunque la aromática ha tenido históricamente una participación entre las opciones de bebidas de oficina y, de cuenta del interés actual por la salud ha ganado terreno, no conozco reunión alguna en una oficina en Colombia, en la que al menos una persona no se suscriba al Combo #1. No sé por qué proceso alquímico pasan, pero esa combinación sabe a dioses en la oficina.
Tampoco sé qué le pasa a los receptores de sabor en la lengua cuando reciben, primero, el toque amargo del café (que, al menos en mi caso, siempre es sin azúcar); y a continuación la frescura del agua. Es como si el sabor y la temperatura del primero llevara a la enésima potencia la frescura de la segunda. Es lo que llaman popularmente un “casado”: sabores complementarios, que saben muy bien juntos.
Así que, señores, la versión oficinera de las brevas/arequipe/moras con quesito (y a la misma altura) es, sin lugar a dudas, el Combo Oficinero #1…agrandado.
Nada mejor que el tinto oficinero👍🏻