Desde hace un tiempo, vengo pensando que el problema en Colombia es que las cosas no son fáciles. Pasa en los impuestos, pasa en la vida real; y para esto tengo un ejemplo: ¿Qué es más fácil de declarar y pagar (y, por lo tanto, también más fácil de auditar): un IVA del 7% a todo artículo vendido; o una tabla de valores de IVA que van del 5% al 19%, y que son deducibles en una gama amplia de categorías tras un proceso de depuración que me tomó dos semanas comprender en la Universidad? La respuesta es obvia.
Mientras en otros lugares del mundo se hace una sola declaración, en un solo formato, de todos aquellos ingresos devenidos en el año, en Colombia las compañías deben hacer: un formato mensual de Retenciones en la Fuente; otro formato que bien puede ser cuatrimestral o semestral, y que es para el IVA; otro más, cuatrimestral, de AutoReteCREE, un impuesto que se inventaron y que tiene la misma base que el impuesto de renta, pero no es el impuesto de renta.
Lo anterior, sin mencionar los impuestos anuales: la declaración de renta y los medios magnéticos, que tienen lugar entre abril y junio. Y esto, sólo en el orden nacional; pues en el Municipal, debemos presentar declaración anual de industria y comercio.
Este panorama tan negro para los Contadores me plantea algunas inquietudes:
¿Duermen?
¿Comen?
¿Tienen vida social?
¿Hacen ejercicio?
Ya hablando en serio, le he dicho varias veces a la Contadora de la oficina que ella trabaja para la DIAN el primer semestre del año, como Supernumeraria pagada por el contribuyente. Les queda muy difícil, como profesionales, añadir valor a su trabajo; pues están siempre pensando en los vencimientos de la próxima obligación con la DIAN y eso no permite pasar del corto al largo plazo en el desempeño profesional, y frustra a las personas en su ejercicio profesional y hace que sean necesarias más personas para responder a los mismos requerimientos de información.
Del otro lado, esta proliferación de formatos, bases gravables y deducciones implica que los micro, pequeños y medianos empresarios también la tienen difícil al momento de formalizar sus actividades económicas. El Gobierno, pensando con el deseo, piensa que esta cantidad de formatos hará que den un salto cuántico y, de un día para otro, sigan estas especificaciones con devoción de multinacional. No es así.
La realidad colombiana es infinitamente más caótica. Esta maraña de regulaciones ayuda a la evasión, a la elusión y a la informalidad. Tener un negocio se vuelve algo tan complicado, y que conlleva tantas obligaciones…que la gente simplemente acude a la informalidad: hace transacciones en efectivo, no expide facturas, no contrata directamente personal, sino que paga por obra o labor completada; y así, les puedo seguir la lista hasta llegar a la joya de todos: no declaran ni pagan sus impuestos. Pérdida para el Gobierno; riesgo para ellos; y daño a la sociedad en general: menos acceso a los bancos, más uso de efectivo, menos formalidad, menos calidad de empleo, menos sostenibilidad.
¿Qué soluciona esto? No un salto cuántico en dirección a la estructuración; al contrario. Es menester liberar a los empresarios y a los contadores de tantas formalidades; que cumplen la función de un corsé en el cuerpo de la economía: hacen que se vea “bonita”, pero es un instrumento de coerción. Así como la liberación femenina se dio cuando las mujeres abandonamos los corsés y pudimos movernos con libertad; así mismo habrá una liberación de los empresarios cuando se desmonte todo este esquema, bonito pero incómodo, de formatos y de formalidades.
¿Qué sirve para solucionar esto? No otra Reforma Tributaria. Colombia es un país rico; sólo que la gente no soporta más este corsé ni estas formalidades, que ven como “dificultades”. Mejor, cambien el corsé por este blue jean:
Unas reglas claras y duraderas.
Un solo formato, que sume las distintas bases y dé los totales anuales a pagar.
Y, sobre todo, una imposición de las sanciones y de la Ley tan unívoca, que no haya lugar a querer pasarse de listo con el Estado.
Totalmente de acuerdo, mucho ruido y pocas nueces