Gracias a la Navidad aprendí, desde muy pequeña, acerca de los diferentes tipos de añejamiento del whisky. La razón era que, esos tiempos, era muy normal que los financistas y banqueros se regalaran licor entre ellos en diciembre.
Por esta época, hace 25 años, veía a mi papá llegar con botellas debajo del brazo varias veces a la semana. Siempre eran botellas de whisky. Siempre eran grandes. Siempre eran botellas grandes de Chivas Regal. Y, generalmente, tenían por lo menos 12 años de añejamiento. En algún par de ocasiones, llegaron a ser de 18 y 21 años; ediciones de lujo guardadas en la licorera de mi casa, abiertas en ocasiones especiales.
Esas botellas podían venir acompañadas de anchetas. Unas canastas grandes (para mis ojos de niña), llenas de cosas ricas: cocteles de frutas, antipastos, aceitunas, chocolates finos, aceite de oliva y conservas de todos los tipos. Una delicia y un lujo en una Colombia que apenas abría su economía y su mercado al mundo.
En 2018, veo llegar de nuevo ese momento del año. No sólo es momento de hacer una retrospectiva general; examen de conciencia; poner las cosas en perspectiva o decidir las metas y los propósitos de Año Nuevo…también es hora de repartir los regalos. Y eso, en mi gremio, no es moquito de pavo.
Como ya han podido conocer, éstos suelen ser bastante suntuosos. Sin embargo, encuentro que tenemos un protocolo muy curioso en un gremio cuya materia prima es dinero: evitamos hablar de cuánto cuestan los regalos que nos damos (incluso si efectivamente lo sabemos) y, Dios no lo permita, nos parece grosero y medio no sólo hablar de dinero en diciembre; sino hacer regalos en efectivo.
Los únicos regalos de esta categoría que se aceptan, es cuando se hace una donación navideña a alguna fundación o Entidad Sin Ánimo de Lucro. Y, por supuesto, el monto de la misma nunca es informado, preguntado o averiguado en modo alguno. Simplemente, se da a conocer la existencia de la donación; y como respuesta se envía un agradecimiento a quien hizo la donación, por haber usado el dinero para una destinación altruista. Porque diciembre es el mes en que los financieros le huyen (un poco) al dinero.
No hay sensación mejor a la de recibir una ancheta, es algo así como abrir la caja de Pandora😉😉😁
Las botellas de Chivas Regal también cruzaron el atlántico!! Una entrada muy interesante, especialmente ese párrafo final, es difícil no acordarse de los que menos tienen en ocasiones como esta. Saludos y feliz navidad!
Para mí, ese regalo es un clásico…
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