Me encontré hace unos meses esta hermosa edición de lujo de uno de mis libros favoritos de todos los tiempos. Y como uno de mis RetosLectores para el cierre de este año era “un libro cuyos hechos tuvieran lugar en una vicaría, abadía, monasterio, claustro o convento“, me decanté por incluir la exquisita trama policiaca de Umberto Eco en las lecturas.
De nuevo, volví a la innominada Abadía Benedictina (y a su espectacular biblioteca que, como ya he dicho, es uno de mis sueños traquetos) donde tiene lugar la cadena de asesinatos investigada por William de Baskerville y Adso de Melk, los protagonistas.
Fue como volver a ser niña y volver a disfrutar del ejemplar que me prestaba mi tía Martha: me volví a emocionar con las dotes deductivas de Baskerville (basado en Guillermo de Ockham, uno de mis filósofos favoritos), volví a temer al “venerable” Jorge de Burgos y, en fin, volví a recorrer, a ciegas, los pasillos de la fastuosa biblioteca benedictina.
Les dejo a continuación un par de fotos de la película:
(Imágenes tomadas de internet, sin interés comercial)
Y una de aquellas fracesitas que se le quedan metidas a uno en la cabeza, cortesía de don Jorge:
(Imágenes tomadas de internet, crédito del autor, tomada sin interés comercial)
La trama va de lo siguiente: hay unos crímenes en una abadía benedictina (de la que nunca sabemos el nombre) y el Abad le pide a Fray Guillermo, monje franciscano con fama en Europa, que vaya para ayudar a resolverlos. Él tiene un asistente, Adso de Melk, monje benedictino; quien es el narrador de la historia.
En la voz de Adso conocemos no sólo los detalles de la trama -la relación entre un asesinato y otro, los mensajes que encierran, el pánico que desatan y el estudio que de los mismos hace Fray Guillermo- sino cómo es la vida en la Edad Media: cómo es la abadía un centro económico y de poder; las relaciones entre los poderes secular y eclesiástico (siempre tensas), y al interior de la Abadía (más tensas todavía), los pueblos medievales, las relaciones sociales y feudales, la forma en que se imparte el conocimiento y…la biblioteca.
Como ya mencioné y relacioné más arriba en este artículo, esa biblioteca es uno de mis sueños traquetos en la vida. Ocupa toda una torre de la Abadía y, para estándares medievales, es bastante completa; hasta el punto de que es un centro de referencia, adonde vienen monjes de toda Europa a copiar las obras (recordar que faltaban más o menos unos doscientos años para la invención de la imprenta en Alemania) para llevarlas a sus respectivas abadías y así diseminar el conocimiento por todo el continente. Nunca más literalmente, el conocimiento era poder; y mientras más temprano fuera el acceso a éste, más rico eras.
No les quiero contar mucho de la trama: no se las quiero dañar; porque vale la pena no desvelar el misterio de este libro sino hasta el mismo final. Pero, por favor, léanlo; disfrútenlo palabra a palabra; y sorpréndanse ante el final -nunca mejor dicho- inesperado.