Bueno, ya se acabó el año. Trabajé bastante, estudié, crecí (como ser humano y como profesional) y leí. Cincuenta y cinco libros, para ser más precisos. No voy a incluir Los Horrores del Escalpelo porque, como ya sabemos, no fue una buena experiencia de lectura, y no me parece justo contarlo como un libro leído.
Así pues, leí 49/50 libros del RetoLector de este año, y seis libros más
- La Ilíada y La Odisea, de nuestro Reto de Homero 2019.
- La Canción de Troya, que leí de puro gomosa, entre las dos epopeyas.
- El Arte de la Guerra, porque me sentí como con ganas de releer clásicos.
- Grandes Estrategias.
- El Mariscal que vivió de prisa.
Un proceso como este involucra un aprendizaje. ¿Qué hubo nuevo para mí, a la vuelta de este año?
- Mi sweet spot para leer son diez días. Ni uno más ni uno menos: son los suficientes para acometer un libro relativamente largo de forma disciplinada; así como tener vida familiar y social, al tiempo que se disfruta de una lectura pausada y tranquila.
- No es no. Eso aplica para la vida, las relaciones, y las lecturas. Si no me sentía con ganas de terminar la lectura de un libro, como sucedió, pues simplemente no lo hice. Aquí nadie está juzgando a nadie.
- Obtuve las lecturas más valiosas cuanto más me abrí a temas o a tramas más alejados de mi zona de confort. Que lo digan mis reseñas de La Semilla de la Bruja; o la de Las Puertas del Paraíso; o Snobs; o La Sociedad Literaria del Pastel de Piel de Patata de Guernsey; o La Reina del Azúcar. Estas lecturas me admiraron, me conmovieron, me transportaron y me hicieron vivir lo humano de una manera que no habría podido de haber seguido con mi estilo habitual de lectura.
- En sintonía con lo anterior me di cuenta de que, aunque leer es una actividad placentera para mí, también me gustaría que implicara algo de aprendizaje. Así que me comprometo a que el año entrante mis lecturas van a tener un poco más de eso, sin dejar de lado el componente literario, que me relaja y despeja.
- Esto es, realmente, una confirmación; pero bueno, ahí va: yo hago lo que me da la gana. No sé todavía si es una virtud o un defecto, pero estoy trabajando en mí misma para que apunte a ser lo primero y me rinda algún servicio en la vida.
Me di cuenta de que suelo leer muchas novelas históricas; algunas de viaje; y poco o nada de ciencia ficción. De hecho, sufrí bastante cuando busqué los títulos de esos retos.
Pero más allá de estas lecciones, obtuve también un buen conocimiento de mí misma como ser humano y como lectora: me di cuenta de que no me rindo fácil, y de que soy disciplinada cuando me propongo el cumplimiento de una meta.
Admirable! 55 libros, bien leídos! Qué bien!!! :):):)