
“Te van a caber en la muela coca, pero son muy buenos” me dijo mi hermano antes de prestármelos.
Yo sonreí, y le recibí los dos libros que me prestó.
“Yo no pude parar de leerlos”me dijo. “Y, si yo los leí rápido, no quiero imaginarme tú”.
Pues bueno, pongámosle el turbo; porque mi lectura con este primer libro de la saga Escolomancia (una especie de Hogwarts pero mucho, muchísimo más oscura: para empezar graduarse es sobrevivir, ni más ni menos) fue mucho más rápida que de costumbre. Pero es que el libro se presta para ello:
Para comenzar su narración es muy ágil. Los giros de palabras son muy juveniles, la traducción es amigable al lector, y el libro no se hace pesado. Así que, cuando uno menos piensa, van 30 páginas y no se ha dado cuenta de cuándo le pasaron ante los ojos de lo distraído que estaba leyendo (no saben lo que ami tener esa sensación).
Segundo, la trama es adictiva: es un libro ligero, fácil de seguir, y sus personajes principales están bien definidos y tienen una historia de apoyo que permite que uno se identifique con ellos, que pueda seguirlos más fácilmente y que sienta que no se los están tirando como en paracaídas, sino que hay ua razón para todo (y sí que la hay)
Encima, tiene unos giros y unos cambios en la trama que hacen que uno, como lector, se esté siempre preguntando qué va a pasar; y no sea capaz de soltar el libro. Al menos, a mí me pasó. Así que la profecía de mi hermano se cumplió: me cupo en la muela coca, como decimos en la casa, lo leí rapidito y fui feliz haciéndolo y disfrutándolo.
Este es un libro que recomiendo para leer en la playa o la piscina, o cuando uno se quiere relajar una tarde después de un día de mucho trabajo.