Re-kindling

Después de algunos meses criando polvo en el cajón, estoy reconectando con mi Kindle (re-kindle, ¿got it? ¿malo el chiste? Buehhh, yo me saco sola!). 

Había olvidado lo conveniente que es tener un Kindle en tu vida. Lo fácil de transportar, lo liviano, lo bien que cabe en una cartera -incluso una pequeña, como la que suelo usar-, lo fácil de leer. Lo amigable que es con los ojos, gracias a su pantalla de e-ink…y un largo etcétera, que hace que quienes lo conocemos lo queramos cada día más.

Yo tengo un Kindle Paperwhite. Mi novio tiene un modelo anterior. Una de mis amigas, uno incluso más viejo, que cuida como un tesoro. Cada uno de nosotros ama su Kindle (yo le tengo incluso un estuche plegable para poderlo leer apoyado en una mesa, y una funda para transportarlo), lo cuida, lo mima, lo mantiene actualizado y -a pesar de no descuidar la biblioteca física- tampoco abandona su Kindle. 

Ahora, no todo son luces. No me fascina esto de tener que comprar en Amazon sí o sí; que, creo, es lo que incide en que todavía haya libros físicos, haya librerías y haya editoriales. Por más que sean atractivos los precios. Y paso a explicarme. 

Lo primero, los precios. Así haya día para llenar el Kindle (stuff-your-Kindle-days, que llaman), por más que sean atractivos los precios, para los lectores que leemos en español, no hay mucha diferencia entre el costo de un libro en Kindle y el de un libro físico. Esto se constituye como una barrera de entrada al Kindle, porque hay que pagar dos precios: el precio del aparato -y el costo de la reposición- además del costo de los libros. Con un libro físico, se surten ambos costos de manera eficiente, dejando de lado otras externalidades, como su belleza o su efecto multiplicador, al ser compartido por un préstamo o una donación en economía circular.

Segundo, siento que -dado que cualquiera puede publicar con Amazon, cualquiera- y el mercado en inglés es inmenso falta algo de filtro. De curaduría. Y ese servicio es algo que proporcionan las editoriales, que cumplen un rol de filtros en el sistema, para que cualquiera no publique cualquier cosa y la oferta disponible tenga un cierto nivel.

Tercero, el idioma. Hay infinitamente mayor cantidad de libros electrónicos en inglés que en cualquier otro idioma. Cualquier otro. Esto se constituye en una (otra) barrera de entrada al Kindle ya que, salvo casos de bilingüismo o que el libro no esté disponible en absolutamente ningún otro idioma, para uno como lector será más cómodo leer en la lengua materna.

Este último punto cuenta también como una ventaja para el Kindle, para aquellos lectores que sean bilingües o hablen inglés. Su universo es (casi) infinito, y hay de todo para todos. Personalmente, suelo recurrir al Kindle -y a su vastísimo universo de libros disponibles- cuando no encuentro acceso a un libro determinado cerca de mí, o no lo puedo pedir para que llegue a domicilio. En ese momento sé -estoy segura- que lo voy a encontrar y a tener disponible en la librería del Kindle. Pero con esto, volvemos al punto dos: hay que saber muy bien qué es lo que necesitamos, para poder filtrar y aprovechar ese universo tan vasto. 

Una cuarta desventaja -esta tecnológica- es que las compras no las puedo hacer desde el mismo Kindle, sino que tienen que pasar por la página de Amazon. A pesar de que el lector electrónico está conectado a mi biblioteca de Amazon, no es posible comprar desde allá. Es un sludge para los consumidores que -creía- estaba ya superado.

Como conclusión, mi re-kindling me ha llevado más allá de los caminos de la conveniencia, hacia los de la reflexión. Estoy segura de que esta alternativa a la lectura llegó para quedarse. Y para coexistir con los libros físicos, además. No los va a canibalizar; no es capaz. Las barreras de entrada que mencioné son lo bastante fuertes como para que los puristas del libro físico puedan dormir tranquilos por muchas noches más.

This entry was published on June 3, 2024 at 9:00 am. It’s filed under Lectura, Reflexiones Lectoras and tagged , . Bookmark the permalink. Follow any comments here with the RSS feed for this post.

7 thoughts on “Re-kindling

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  3. Quiero comprar un Kindle. No sé cuál comprar ¿Cuál es la mejor?

  4. Cuál es la mejor opción?

    • Jorge, gracias por sus comentarios.
      Amazon hizo un cambio en los términos y condiciones recientemente; por lo que yo recomendaría darles una lectura atenta y ver si se acomodan a lo que prefiere. En estos términos, esencialmente, entendí que Amazon pasaría ya no a vender la licencia del Ebook sino el acceso al mismo, por lo que la edición podría cambiar, algo que como lectora no me fascina mucho (un ejemplo reciente fue que censuraron las obras del escritor Roald Dahl).
      Si los términos y condiciones se le acomodan, no hay problema en que compre un Kindle. El mío es un Paperwhite blanco y negro que, en mi opinión, ha sido el mejor modelo que ha sacado Apple. No obstante, debido a ese cambio en términos y condiciones de Amazon, decidí pasarme de lector; y me pude pasar a Apple Books. Me ha ido mucho mejor, pues es un lector más flexible, con buenos precios (en moneda nacional), buena oferta de libros y puedo leer también en el celular, si me veo varada sin libro en la calle. Espero haber sido de ayuda.
      ¡Felices lecturas, y mucho éxito con sus compras!

      • Apenas leo, perdón. Gracias por tu comentario. Fíjate que compré la kindle Oasis y me siento muy feliz. Sí, el tema de sentir que tienes libros que en últimas no son tuyos es charro, pero bueno, para el momento de mi vida actual en el que ando ligero de todo y por elección siento que es genial. Gracias 🫂

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