
Hace unos días, para emoción de mi novio que es un fanboy decidido, comencé a hacer una prueba en mi vida, e incluí Apple Books (aquí una reseña), la app de lectura interna de Apple, entre mis recursos de lectura. ¿Por qué?
Para comenzar, los requisitos de entrada son similares a los que mencioné para un Kindle. Y como ya tenía cumplidos los requisitos de entrada de Apple (contar con un dispositivo), pues me dije que por qué no la probaba.
Comenzamos. Mi primera duda estaba relacionada con la luminosidad de la pantalla. Si bien sigue siendo más cómodo leer la e-ink de Kindle (aquí gana Amazon por goleada), la luminosidad de la pantalla del IPad se sigue pudiendo ajustar a través del Centro de Control, haciendo la experiencia de lectura más amigable con los ojos.
Como en el Kindle, hay varios modos de lectura. Yo escogí el modo Focus, que fue el que encontré más cómodo, y subí un poco el tamaño de la letra para adaptarlo a mis necesidades. Hasta ahora, vamos bien. Mi ovio me mostró que puedo usar varios tipos de papel; pero el que veo por defecto me parece que es el que más se asemeja al papel, así que lo voy a dejar por el momento.
Los precios de los libros son similares a los precios en Kindle, con la ventaja de que la experiencia de compra está diseñada con la inmediatez y la intuitividad de Apple (ya he comprado varios libros desde la app, y es tan fácil como dar dos toques al botón y pagar con el Apple ID) y además están expresados y cobrados en pesos colombianos, por lo que siempre sabes cuánto pagas.
También cuenta con una biblioteca de libros gratuitos que son de dominio público. Así, quien no quiera comenzar comprando libros (como yo lo hice con Cónclave) puede hacerlo a través de la selección de libros gratuitos con los que cuenta la App, los cuales tiene el diseño de Apple en su portada. Sobra decirse, por supuesto, que esta está en colores, lo cual es una ventaja sobre Kindle.
Hay un último punto que me inquieta, más allá de las comparaciones (odiosas o o) y es el derecho que tenemos nosotros, como lectores, como compradores de un libro. Según Amazon, uno no compra un libro; sino que compra el derecho de leer un libro. Miren el video que hay abajo para mayor ilustración:
De esto se desprenden varias consecuencias legales, como por ejemplo el o poder disponer de tus e-books a tu muerte, como la más suave. Otra sería el hecho de que no se puedan prestar los e-book, ni siquiera entre miembros de una misma familia; sino que estaríamos todos obligados a comprar. Y a eso le podemos sumar que la transmisión via USB se acaba el próximo 26 de febrero.
Personalmente, no quisiera pagar para leer un libro. El mundo ya es lo suficientemente distópico como está, y yo tengo muy claro que pago por el libro. Así que tal vez este arreglo no me esté sirviendo, como lectora, y sea hora de buscar otras alternativas que funcionen, a pesar de preferir esta alternativa por favorecer la concentración al leer.