Me ha sucedido, no sé si a ustedes, que a veces tras leer un ilbro tengo la sensación de que, quizás, no era el mejor momento para haberlo leído; o de que no comprendí a cabalidad toda la profundidad que el autor quería dar a los sentimientos de dicho personaje.
Esto me desanima, pues me deja no sólo con la sensación de haber perdido mi tiempo; sino de haber dado con una lectura sosa, inadecuada para mí y/o que no estuvo a la altura de las expectativas del momento.
Y tal sensación la había tenido al comprar (y leer) en 2007 El vendedor de saris. “Otro libro triste de la India, qué pereza” pensé al terminarlo; y durante todo el tiempo que hubo hasta enero pasé de su lectura al encontrarme repasando los títulos de mi biblioteca, sin nada nuevo que leer. Sentí este libro como lento y denso, a pesar de los mensajes que la autora, Rupa Bajwa, quería mandar acerca de las diferencias sociales, que han sido inherentes a la sociedad india. Sensación que duró hasta enero, por supuesto.
Porque, tras leer De parte de la princesa muerta, comencé a mirar cada vez con más curiosidad el delgado libro en el estante más al alcance de la mano de mi biblioteca. Entonces, un día lo tomé; con desconfianza, no niego: no quería exponerme a otro fracaso bajo el mismo título…pero entonces sucedió: ante mí se desplegó la ciudad dorada de Amritsar con todas sus grandezas, miserias, colores, olores y sabores, mientras seguía los pedaleos de Ramchand, el vendedor de saris, preguntándose por el sentido de su vida mientras llegaba a las mansiones, saludaba a sus caprichosas clientas y sus manos se deslizaban por los delicados saris que les ofrecía.
La historia de Ramchand es la historia de un despertar a al naturaleza humana, ambientada en una ciudad llena de gentes de todas las clases y calañas que, mal o bien,deben convivir y salir adelante. Y aunque es un libro para leer muy pocas veces, es una obra para repasar con los ojos y la mente bien abiertos, pues es necesario comprender a cabalidad y digerir las tradiciones de este inmenso país, casi un continente en sí, llamado la India. Por esto, necesité de una lectura introductoria antes de sumergirme por completo en el torbellino llamado Amritsar.
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