Z-lit. Es mi placer literario más culpable, y al que más me gusta entregarme. Confieso que soy consumidora compulsiva del fenómeno de la cultura popular conocido como zombies. Películas, videojuegos (cuando podía superar mi miedo y mi tensión como para jugarlos) y series de televisión han sido, hasta el día de hoy, fieles compañeros de mis noches hasta bien entrado el día siguiente, por aquello de quedar, simplemente, aterrorizada y necesitar la luz del sol para dejar mi cama.
Desde hace dos años, son los libros de zombies. Llegaron tarde, pero llegaron; aunque lamentablemente haya sido como parte de una franquicia, que los trata como a un apéndice más de ella; pero que gana menos dinero que el resto de sus productos en general. Me refiero a los libros de Resident Evil, los primeros libros de zombies con propósitos de terror que conocí.
No son de trama muy refinada; debido a que su principal atractivo es describir tanto los zombies como los monstruos creados por Umbrella en sus laboratorios, no hay “productos adicionales” como subtramas, personajes sorpresa y demás detalles que cualquier lector agradece. Aquí vamos a lo que vamos: se presenta los protagonistas, se ven los primeros zombies, comienza el jaleo, se pelea, se gana y fin del libro. Vale anotar que estos libros NO están en consonancia con la trama de las películas y los videojuegos; es decir: algunos libros tratan de hechos paralelos mientras que otros, simplemente, no tienen nada que ver ni hacen referencia alguna a la trama de alguna película o videojuego que ya esté en el mercado.
Además del famosísimo Resident Evil, que está compuesto hasta el momento por siete libros, en este ¿género? Se encuentra material adicional, del que se desprenden novelas de infectados como Guerra Mundial Z o la saga de los Caminantes, que (aunque están haciendo fila) aún no he leído. Sin embargo, de entre todos los títulos hasta ahora leídos, destaca en un primerísimo lugar la serie Apocalipsis Z de Manuel Loureiro, compuesta por tres volúmenes: Apocalipsis Z, Los días oscuros y La ira de los justos, respectivamente.
Este escritor español ha sabido mostrar, con maestría, no sólo el final del mundo posmoderno como lo conocemos en Apocalipsis Z; sino sus profundas reflexiones (sin duda salidas de su trasfondo como abogado –profesión que comparte con el protagonista) acerca de qué tipo de sociedad seguiría después; y de cómo muchos de los principios de la sociedad actual, un Estado de Derecho, simplemente serían pisoteados en aras de la supervivencia humana o distorsionados hasta ejemplos que la propia Historia recuerda para que los humanos no los volvamos a repetir.
Apocalipsis Z, el primer libro, fue originalmente concebido como un blog o diario; por lo que relata en primera persona las peripecias del protagonista, así como sus reflexiones personales. Utilísima la estructura para ir viendo cómo, día con día, todo aquello que dimos por sentado en los últimos setenta años y que hoy en día exigimos basados en unos derechos adquiridos, se desmorona paulatinamente; mientras el estado de la sociedad vuelve a ser muy parecido al de una ciudad estado italiana durante el Renacimiento; y cómo, a fin de cuentas, la historia humana parece ser cíclica.
Aunque en los demás libros de la serie, se toma la estructura clásica de la tercera persona para conocer nuevos puntos de vista y acercarse a nuevos personajes que enriquecen la trama y le dan aires nuevos, para que todo el peso de la historia no recaiga sobre el personaje principal. Lo anterior no desvanece el encanto de la prosa de este escritor, cuya obra es acción y reflexión a partes iguales.
Hasta el sol de hoy, lo confieso, soy feliz yendo a cine a ver películas de zombies, por el puro placer de austarme, girar la cara, y a duras penas reprimir el grito…
¿Qué miran? Podría estar leyendo libros escritos por exsecuestrados; o peor aún, libros de supermercado ¬¬ …a los cuales también dedicaré un espacio aquí.