Locas por las compras

Por las fechas, pueden ver que llegamos a Panamá en el fin de semana que sigue al Viernes Negro, por lo que muchas de las ofertas de los comercios en dicho día seguían en pie. Ni cortas ni perezosas, nos dedicamos a -más o menos- hacer un agresivo y extensivo tour por las tiendas y centros comerciales, enfocándonos, por supuesto, en el área del hotel; y en el Centro Comercial Albrook, en el cual pasamos todo el sábado comprando, comprando y comprando.

Sorprende la costumbre del país de usar paqueteras, las cuales son en ocasiones un poco caóticas, dependiendo de la cantidad de gente en el almacén; así como el tamaño del centro comercial.  Con cada paso que daba, me sentía como si fuera uno de los protagonistas de La Caverna, de Saramago…sólo que loca por las compras.

No compré ropa. Es un lugar común en el que muchos caen pero que evité debido a que, para mi percepción, los productos exhibidos no eran de buena calidad. En su lugar, debo admitirlo, me salió la vena de ama de casa enfebrecida y me dediqué a comprar detalles para la casa, lo cual incluyó un juego de fondue, platos de entremeses, salseras, cremeras, artesanías y un largo etcétera que aumentó mi equipaje de modestos 9Kg en una sola pieza al salir de Colombia, a 27 Kg repartidos en dos piezas de equipaje en Tocumen, para un nada desdeñable aumento del 300% que, gracias a Dios, estaba dentro de lo permitido por la aerolínea.

Triste por no haberme podido llevar una bandeja de 47 piezas que, sin duda, habría sido una excelente adición para la casa, y muy cansadas después de semejante maratón, la tía y yo volvimos a tomar el bus turístico, seguir con el recorrido de Ciudad de Panamá. El bus recorrió la Causeway, cuyos restaurantes y vida nocturna se ven muy agradables, y pasó por varios lugares que, sin duda, serán muy importantes en Ciudad de Panamá; pero que de momento no han sido terminados de construir, sensación que da mucho al estar por aquí. La ciudad da la sensación de estar aún en obra…

Llegamos al hotel, donde ya estaba el resto de la familia, para nuestra ya usual sesión de relajación/fumar en el bar de la piscina, acompañados de los sempiternos mojitos y piñas coladas; y ¡a empacar se dijo! porque este paseo ya se terminó.

This entry was published on November 30, 2013 at 9:35 am. It’s filed under Diario de Viaje, Viaje and tagged , , , , , , , , . Bookmark the permalink. Follow any comments here with the RSS feed for this post.

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