Parece ser que no tenemos cara de colombianos. Esto ya nos había pasado en Cartagena en una ocasión, para nuestra sorpresa. Pero es que parece que tampoco tenemos cara de latinoamericanos. De hecho, este viaje me hace concluir que no tenemos cara de ser de aquí ni de ser de allá; por lo que podemos perfectamente formar parte del paisaje en más de una parte del mundo. Al menos, así nos lo pareció a lo largo del viaje; pues (en toda la región) solo una persona con la que hablamos nos identificó como colombianos.
Este comerciante del Bazar del Cairo había tenido una novia de Manizales por Internet. Por lo tanto, conocía los acentos y las expresiones de los colombianos; por lo que nos detectó casi inmediatamente. El resto de los habitantes de la región la tuvo un poquito más difícil, y no dudó en asignarnos una sarta de nacionalidades que habría generado la envidia de cualquier criminal:
- Españoles: esta fue clásica. Nos escuchaban hablar español entre nosotros, e inmediatamente asumían que veíamos de España. No están exentos de lógica: son los hispanoparlantes más cercanos a la región y, por lo tanto, les queda mucho más fácil en términos monetarios (por costos y poder adquisitivo del Euro) conocer estos países. Si yo fuera ellos, sólo por Navaja de Occam lo habría dicho…
- Chilenos: la primera opción cuando decíamos que éramos latinoamericanos. Parece ser que los paisanos de Neruda son también buenos viajeros.
- Mexicanos: la segunda opción cuando insistíamos en que éramos latinoamericanos. Los mexicanos son conocidos y apreciados también en esta región del mundo.
- Serbios: sí, esta (por increíble que suene) también cayó en la tómbola.
- Ingleses: otra que fue muy curiosamente frecuente. No entiendo por qué; pues si nos remitimos al inglés que hablamos los tres, éste es el de los Estados Unidos, y no puede haber nada más diferente con respecto al inglés que hablan en Inglaterra.
- Italianos: esta era frecuente también. Igual, a mi mamá también le dijeron que parecía italiana en Santa Marta, hace mucho tiempo… así que deje así…
- Franceses: una vez nos preguntaron si éramos de Francia. ¡Vaya pues uno a saber de dónde saca la gente esas cosas! ¡Nada más lejano de un francés que nosotros! ¡Ni siquiera hablábamos en francés!
- Turcos: esto ya fue el colmo de la conchudez. Pero sí: en Turquía nos creían de allá, y llegaron incluso a preguntarle a Pipe indicaciones en Estambul… ¡en turco!
Esta fue nuestra mayor sorpresa. Pipe, el más blanco de todos, era percibido en la región como uno más del equipo local: fue el de la familia al que le preguntaron la dirección en Estambul; y al que asemejaron con un Bereber en Tetuán. De acuerdo a los marroquíes, el parecido estribaba en sus rasgos y en sus tatuajes; que al parecer son frecuentes entre los Bereber.
Valga también decir que, después de Chile y México, en la región no parecían conocer más países americanos; y cuando las dos opciones se agotaban, nos preguntaban, no sin cierta impaciencia, “de dónde éramos entonces”. Cuando decíamos que éramos colombianos, caían entonces en la cuenta: “Ahhh!! Falcao! James Rodríguez!” nos decían, con una sonrisa en la cara. Gracias, Selección Colombia, por proporcionar referentes positivos de nuestro país. Se siente tan bien cuando en el exterior hablan de James, de Falcao o de Faryd Mondragón! La alusión al arquero de la Selección nos la hizo muy contento un señor en Estambul, pues Mondragón estuvo alrededor de siete años en el Galatasaray, el equipo de sus amores…
Curiosamente, el café sólo obtuvo una mención en todo nuestro viaje; y fue en Marrakesh. En cuanto a referentes negativos… sólo un idiota en Rabat nos hizo mención a la marihuana. Tuve que morderme los labios para no preguntarle si consumía, ya que parecía tenerla tan presente en su cabeza; y que en su país producían, de hecho, una mejor. Pero apelé a la paciencia y a la diplomacia, y mejor lo dejé pasar para no amargar nuestro atardecer en el Barrio de los Oudayas. A veces es mejor tener paz que tener la razón.