¿Qué tienen en común 300 años de dinastía basados en empalamiento de enemigos, comidas de oso, parricidios y diamantes; con una conferencia TED? Que ambos libros fueron mis lecturas del mes de enero.
Con Los Romanov, tuve un viaje fascinante en el tiempo que duró trescientos años; durante el cual recorrí los confines de un imperio en constante expansión y presencié, gracias a la literatura, los entresijos de las decisiones de personajes fascinantes, que moldearon el alma de la Madre Rusia y su comportamiento en la escena mundial hasta el día de hoy. No crean, Putin tiene más en común con Catalina II y Stalin con Pedro el Grande de lo que sería cómodo aceptar para cualquier occidental; pero que le sería más ventajoso comprender para entender que la ruta de este gigante está formada en muy buena parte por ambiciones históricas y geográficas determinadas, casi, por una visión muy rusa del Destino Manifiesto y la identidad nacional, delineados más allá del tiempo y que, en el libro, son delineados por Montefiore, su autor, de modo tal que sus líneas coinciden con las estimadas por Samuel Huntington en El Choque de Civilizaciones.
Siguiendo la estructura de una obra de teatro, pero recurriendo a las tramas de la novela generacional, el autor se extiende por los poco más de trescientos años que dura la dinastía; precisa y convenientemente aquella época en la que tiene lugar la formación de los Estados Nacionales europeos, y la política de alianzas que concluye con la Paz de Westfalia. No es de extrañar, entonces, lo acertado de la frase que dice que, “de alguna u otra forma, Rusia necesita un zar”.
Adicionalmente, me enamoré como una colegiala de un pequeño volumen que encontré en la librería del Colombo Americano, Steal like an Artist. Basado en la conocida charla TED, el libro hace comentarios y propone estrategias acerca del chispeante tema de la creatividad y la innovación, temas que me traen de la cabeza desde hace más o menos un año. ¿De dónde vienen las ideas?¿Cómo aplicar estrategias que están en tu cabeza y hay que concretar?
Con la cabeza dándome vueltas, y queriendo ser más creativa yo misma (tanto por la fotografía como por la aplicación de la creatividad en el trabajo), me dejé seducir por el libro que, siguiendo un plan de trabajo semejante al de una conferencia (por supuesto) explica algunas herramientas para acercarse de nuevo a las raíces de la creatividad, al pensamiento.
Con la idea de pensar diferente más presente que nunca en mi mente, y con la meta de trabajar en el tema desde este año, despido el mes de enero; que se pasó quizás más rápido de lo que habría deseado…