Debo confesar que los últimos reyes franceses del Ancien Régime (la Monarquía Absolutista) son seres fascinantes para mí. Desgraciadamente (para ellos) fueron vencidos por la Historia; por lo que perdieron el privilegio, inherente a su posición, de escribirla. Si a esto adicionamos que ambos fueron víctimas de una incesante propaganda (que muchas veces tuvo su origen en la propia nobleza) por parte de los panfleteros durante los años que gobernaron, encontramos entonces que sus verdaderas personalidades quedaron desdibujadas inexorablemente por los acontecimientos, y que virtualmente son desconocidos para todos.
Es precisamente ese silencio el que suscita mi curiosidad. Sus palabras y sus motivaciones políticas se han mantenido desconocidas por casi 250 años para el gran público; pues a pesar de haber archivos extensos en la Biblioteca Nacional de Francia, también es cierto que fue mayor el volumen de material emitido por los propios reyes que se perdió en los años de la Revolución. Con esto, se vuelve al punto de partida: un rompecabezas al que le faltan algunas piezas para completar la imagen.
De este predicamento parte el extensivo trabajo de Jöel Félix. Completar la imagen buscando la mayor comprensión posible del contexto político, sin por ello establecer un juicio. El autor delega esta responsabilidad al lector; ya que él establece para sí mismo el papel de un biógrafo imparcial.
Si bien el libro se hace difícil de leer en algunos pasajes por, precisamente, el nivel de detalle con que el autor busca describir los acontecimientos políticos (que se precipitan con el estallido de la Revolución) y a los protagonistas que intervienen en este enorme fresco de la Humanidad, cumple con su cometido de analizar los acontecimientos de la manera más científica posible.
En este orden de ideas Félix llega, incluso, a explorar de forma exhaustiva el contexto personal y la crianza de ambos reyes. Como si buscara pistas para comprender mejor sus comportamientos posteriores. Asimismo, explora con detalle la participación de Francia en el concierto de naciones europeas de la época. En particular, los entornos de las relaciones con Austria e Inglaterra.
De las relaciones con esta última se destaca el apoyo francés a la independencia de los Estados Unidos. Luis XVI apoyó con dinero y oficiales a los ejércitos rebeldes de George Washington, en una jugada política bastante arriesgada, por su propia posición de potencia colonial en el Caribe…y de régimen monárquico en Europa. Su impacto político es retratado por Félix en este libro; del mismo modo que los ánimos caldeados por la presión fiscal dentro y fuera del Gobierno; los ideales de la Ilustración y, como aperitivo, la llamada “cuestión de los parlamentos” durante el reinado de Luis XV y el comienzo del de Luis XVI.
Gracias a todos los elementos que Félix reúne en su libro, los lectores podemos hacernos una mejor comprensión de la complejidad de los acontecimientos previos a la Revolución, sin dejar de plantearnos una pregunta, que muy frecuentemente apareció en mis reflexionesmientras leía: ¿cómo fue que la Revolución no estalló antes?
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