El día en que esta entrada se publique será 6 de octubre. Esto quiere decir que estaremos a 70 días de que este país deje de funcionar en alrededor de un 65%; y a 80 días de que comiencen las “vacaciones de fin de año” que van desde diciembre 26 hasta alrededor del 8 del primer mes del año entrante. Para este último intervalo, el funcionamiento será aún menor; pues sólo trabajarán todos aquellos que estén casi obligados a ello para garantizar la continuidad de la sociedad.
Quien haya vivido, viva y, más importante aún, trabaje en Colombia, sabe que estoy enunciando una verdad. El país funciona a media marcha debido a que entra en una temporada de receso navideño que, normalmente, se toma entre el 16 de diciembre y el 8 de enero del año siguiente. Entre ambas fechas, se comprende la novena de aguinaldos (es el Día de los Aguinaldos y los juegos navideños), el pago de la prima de diciembre, se celebra Navidad, Fin de Año y el Puente de Reyes, cuando los Reyes Magos traen dulces a los niños en celebración de la Epifanía.
Todos aquellos que pueden permitírselo, por lo tanto, se toman unas vacaciones y vuelven junto con los Reyes Magos, para adaptarse al nuevo año; con su inflación, su salario mínimo y su nuevo conjunto de leyes y decretos reglamentarios, en caso de que haya habido reforma tributaria. Y es que para los colombianos, la familia es lo más importante; y los últimos días del año representan justamente eso: la unidad familiar, la amistad y los valores que nos unen y dan sentido como sociedad durante todo el resto del año, todos los años. Unos días para celebrarlo y honrarlo cuando se trabaja a destajo el resto del año son, cuando menos, justos y más que merecidos.
No obstante, lo que ocupa mi reflexión no es el asueto de fin de año. Es el frenesí de los días anteriores al 16 o 20 de diciembre. Es en esos gloriosos días en los que uno se pregunta por qué no puede duplicarse como haciendo mitosis. Los días en que uno balancea con una habilidad digna del Circo del Sol los compromisos familiares, sociales y laborales dentro de las mismas 24 horas; mientras le hace el quite a los infaltables horarios especiales de fin de año, los cierres viales y las multitudes que inundan centros comerciales y calles con alumbrados navideños por igual.
A mi modo de ver, el verdadero desafío reside en cumplir los compromisos laborales; máxime si trabaja en el área que yo trabajo. Se afinan y presentan los presupuestos para el 2018. Se gestionan los cambios societarios. Se hacen las gestiones que sean del caso ante la DIAN, la Cámara de Comercio y demás entidades gubernamentales. Se cierra la Tesorería para dar a Contabilidad y Facturación un respiro y así facilitarles el cierre del periodo. Se coordina con logística la operación de final de año (pues ninguna de las funciones indispensables debe parar) y la gestión de los recursos en esos días. Comienza con el proceso formal de cierre del año contable y se presentan las últimas declaraciones mensuales del año.
En estos días se adelanta todo lo que se puede y más. Las reuniones se prolongan, las decisiones se toman o se reconsideran. La presión aumenta pues se determina el rumbo general para el primer trimestre del año…y, con un respiro profundo, se deja la nave virar con la corriente por unos días, antes de retomar con mano fuerte el timón.
Personalmente, he llegado a la ¿masoquista? conclusión de que me gusta trabajar en esos días. No suena el teléfono, no tengo interrupciones más allá de mi estómago; y puedo explayarme en aquellas tareas administrativas que normalmente, por el ritmo de la operación, requieren de mayor quietud y menos interrupciones. Actualizo mis manuales de gestión; el Plan de Recuperación del Negocio; los Libros Societarios (Accionistas y Actas); renegocio con los proveedores; planeo mantenimientos de los equipos; en fin, reviso que nada me haya faltado.
Hay que estar a punto para el año entrante, pues no se sabe qué sorpresas ni qué proyectos puede traer por sorpresa y debemos tener la suficiente capacidad de reacción como para adaptarnos a los tiempos. Feliz comienzo del Fin de Año, compañeros. Y que la suerte esté siempre de nuestra parte!
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