Este es un tema un poco farragoso. A pesar de convivir con las emociones diariamente durante toda nuestra vida; ellas aún son terra incognita para la mayoría de la fuerza laboral. En general (y digo en general, porque ya están entrando al trabajo algunos de mis colegas millennial de las camadas más jóvenes) a quienes hoy trabajamos no nos enseñaron a trabajar nuestras emociones, porque aquello no se usaba. Se consideraba un terreno de entrenamiento exclusivo de la casa y el entorno familiar de los niños.
Al entrar a instancias más adultas, como la Universidad y la vida laboral, simplemente la instrucción era mantener todo lo menos personal posible. Amablemente, pero sin involucrarse en temas personales o tomar partidos con el fin de evitar los conflictos laborales que pudieran empeñar la buena marcha de los negocios o producir antipatías que fueran a ser dañinas a largo plazo para la empresa o el sector.
¿Qué hacer, entonces, cuando desde hace unos cinco años para acá, se insiste en el manejo integral de las emociones en todas las instancias; incluyendo –y sobre todo- la laboral? ¿Cómo manejar no solamente el cambio en el paradigma; sino la adaptación al mismo? ¿Será esto una moda pasajera de la administración, o una tendencia a largo plazo que busca una aceptación de todas las aristas del comportamiento humano en los negocios? ¿Cómo afecta la emocionalidad el índice de desempeño de una compañía, el precio de su acción? ¿Cambiarán los indicadores de gestión y las revisiones de desempeño para tener en cuenta la compleja emocionalidad de un ser humano?
Creo que todavía falta mucho por decir en esa área; y ha sido mi generación precisamente la designada (¿Por quién? ¿Por qué?) para abrir esta trocha. Como yo lo veo tal vez se trate, simplemente, de ser más compasivos y menos implacables con los demás…y con nosotros mismos. Pero este tema tiene tanto de ancho como de largo; y no es una trama fácil de cortar. Es necesario definir muy bien qué principios se mantienen y en qué terrenos permitimos que reine la emocionalidad; y esta labor tan compleja, amigos míos, es el trabajo de la vida de toda una generación.
Estoy de acuerdo contigo, ser más compasivo, esta palabra pasó de moda en el mundo laboral, para ser reemplazada por la competencia, ascender… subir… sin pensar a quién se pisa… lo importante es: poder y figuración!