Comida de oficina – o de por qué estamos gordos

No hay lugar peor para la nutrición que un edificio de oficinas. Den un paseo por la zona de comidas (o por el pasillo de las máquinas expendedoras o, en último caso, en el cajón del compañero que vende) y se van a encontrar una oda colorida a la parva (que es como en Colombia llamamos a la bollería industrial o artesanal) y al mekato, como también conocemos a los pasabocas de paquete. Para saciar la sed, hay a disposición Coca-Cola o alguna otra bebida de ese tipo, por supuesto. Todo brillante, todo atractivo, todo empacado, todo barato…y a todos se nos hace agua la boca al verlo, ¿o no?

La verdad es que no. Altos en sodio, altos en azúcar, bajos en nutrientes y estratégicamente localizados en sitios donde se lleva a cabo mucho trabajo sedentario (sentados frente a un escritorio) y poco o ningún trabajo físico, estos ¿alimentos? son ayudas de campo perfectos para el desarrollo de enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo II y la insuficiencia cardíaca. Estos males, que ya comienzan a afectar  nuestro sistema de salud y que son pan de cada día en sistemas como el de Estados Unidos y México (campeón y subcampeón mundial de obesidad, respectivamente), serán motivo de quejas para algún oficinista distraído de aquí a quince o veinte años si no hace caso y se cuida desde hoy.  Y así como este oficinista (que fui también yo), serán millones; pues ya las asociaciones médicas han expresado sus reservas por la salud pública del futuro debido al impacto de esta comida sobre el cuerpo humano.

Para los médicos, el consumo de este tipo de comida debería ser como el del alcohol: en dosis bajas y ocasionalmente, para que no genere ningún efecto sobre la salud de las personas. Pero en un país con las características socio económicas de Colombia, en que es más barato para un comerciante ofrecer un buñuelo que una porción de piña, la ecuación se complica. ¿Cómo acercar a las personas de ciudad al consumo de frutas y verduras, cuando las harinas son infinitamente más baratas que las frutas y la carne?¿Cómo hacer frente a la publicidad agresiva que asocia el consumo de bebidas altas en azúcar con mayor estatus social?

Con conciencia. Con criterio. Con leer y preguntar. Con averiguar. Con no tragar entero frente a lo que nos quieren vender, sea light o no. Con seguir un tratamiento, si es posible y necesario. Con evitar la proliferación de harinas: ¿por qué un plato de almuerzo debe tener entre sus componentes arroz y papa (por lo menos, si no es que a lo anterior suman tajadas de plátano maduro o patacones) al mismo tiempo? ¿Por qué en los almuerzos ejecutivos (menús del día, en colombiano) la porción de ensalada es de alrededor de una quinta parte del plato, pero el arroz ocupa la tercera? Para llenar; pero no para nutrir.

Son muchas pequeñas, buenas prácticas sumadas, para mejorar no sólo la apariencia física (es la punta del iceberg) sino también la salud, la energía y la expectativa de vida de todos. Vamos  a quitarle presión al sistema de salud a mediano y largo plazo. Es hora de pedir que nos vendan fruta en la oficina. Es hora de pedir que haya bastoncitos de zanahoria en la oficina. Es hora de tomar agua en la oficina, con o sin gas. Es hora de buscar alternativas nutritivas y naturales en la oficina.

This entry was published on December 1, 2017 at 9:00 am. It’s filed under Reflexiones Financieras and tagged , , , . Bookmark the permalink. Follow any comments here with the RSS feed for this post.

3 thoughts on “Comida de oficina – o de por qué estamos gordos

  1. Una entrada muy interesante, de verdad que este tema tiene muchas cosas sobre las que se podría hablar. Pero para mí es difícil encontrar una solución a un problema tan grande que además implica muchos factores que algunas veces no se ven a simple vista (algún interés oculto).
    El tema sobre el que hay que poner especial atención es la salud, hay que hacer más labor de concienciación. Obviamente algo funciona mal si los bollos y las galletas son más baratos que las frutas y verduras.
    Saludos!

  2. Es el negocio más importante de Nutresa y su distribuidor Novaventa, quien simultáneamente tiene un EPS para deshacer lo malo que hace 😦 y las multinacionales Fritolay, Cocacola, Pepsicola….. grandes señores que fungen como patriarcas patrocinadores de eventos para lavar sus culpas…..

  3. Pingback: Desayuno en la oficina | Through the looking glass

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