Comienzo la entresaca de literatura fantástica que había anunciado (link) con, por supuesto, Harry Potter. Aunque no recibí la carta de Hogwarts cuando tenía once años; sí llegó a mi casa ese año la primera edición para la Región Andina de Harry Potter y la Piedra Filosofal, que leí con pasión. El libro llegó de manos de mi tía, quien lo compró para sus sobrinos más pequeños de ese entonces; que, por supuesto marcaron su volumen compartido:
Desde ese entonces, soy fan declarada de las aventuras del mago; y seguimos la colección de los libros en casa todos los años en que lanzaban nuevos títulos.
Ahora bien, ¿por qué pongo en el título “Parte I”? Porque creo que, conceptualmente, Harry Potter debe dividirse en dos partes: una primera, que va hasta la reencarnación de Voldemort (el cuarto volumen, Harry Potter y el Cáliz de Fuego); y una segunda parte, que describe la batalla contra él.
La razón principal es que en la primera parte, Harry está conociendo apenas la sociedad de los magos; lo bueno y lo malo. O sea que la visión es la de un niño que va descubriendo la vida que lo rodea. Es principalmente luminosa, pero Rowling permite entrever que hay algo más, detrás, que no es posible percibir a simple vista. Al mismo tiempo, Voldemort no ha encarnado; por lo que todos los que atacan a los protagonistas suelen ser seguidores, sin ningún poder real.
Esta primera parte, además, es la de construcción de carácter, de cara a los desafíos finales; que se empiezan a insinuar en el cuarto libro. A lo largo de los tres primeros volúmenes, los protagonistas desarrollan no sólo su personalidad; también forman los valores éticos y morales que los caracterizan, y aprenden a trabajar en equipo y a confiar el uno en el otro. En cada uno de los libros, hacen un curso bastante intensivo en aprender a diferenciar el mal del bien; y en aprender a usar su criterio, conocimientos y recursos para resolver problemas.
No exenta de emociones, la primera parte de la serie es capaz de unir la narrativa de aventuras más emocionante junto con descripciones de aquella forma tan conmovedora e ingenua en que los niños simplemente comparten sus sentimientos y sus emociones con los demás. Un bálsamo para este mundo tan duro a veces, que esperaría a los protagonistas más pronto de lo que ellos mismos habrían imaginado.
Una gran entrada, curiosamente he de confesar que a pesar de que no he terminado de leer las aventurar el mago inglés, todo lo que he leído me ha gustado.
Y al leer tu entrada me he acercado hasta mi estantería para saber cuantos años tenía cuando Harry Potter llegó a mi vida, y fue justamente en las navidades de 2001 cuando mis padres me regalaron Harry Potter y la Cámara Secreta, algo bastante curioso…
Harry Potter fue la gran constante de mi adolescencia. Leía mucho; pero siempre ponía las lecturas con las que estuviera en espera, si llegaba un nuevo libro del mago. ¡Nos leemos!
Me parece verlos a todos chiquitos, turnándose el libro 🙂
Sí!! Es uno de mis recuerdos más bonitos de la infancia, compartir los libros con mis primos :*
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