¡Felices Pascuas! Ha regresado el Blog; y con él, los escritos sobre la vida de oficina. En este caso, aprovechamos la coyuntura para hablar de religión y oficina. Partiendo de mi experiencia local, Colombia es un país religioso. El Catolicismo fue por muchos años la religión del Estado, y actualmente es el credo de alrededor de 89% de la población nacional.
La Semana Santa, la Navidad e, increíblemente, las reuniones de la Conferencia Episcopal de Colombia (a quien el Gobierno designó mediador en los diálogos con las guerrillas más veces de las que me puedo acordar) son acontecimientos de la vida nacional que salen en las noticias. Comparten la parrilla con el Reinado Nacional de Belleza de Cartagena, los partidos de la Selección Colombia y los escándalos políticos y de corrupción que haya en el momento. Sí, Colombia es un país decididamente muy religioso.
Por eso, tampoco es de extrañar que la religión tenga un peso importante en la vida de la oficina. Es muy común que haya misas por la mañana en algunos supermercados (como una vez vi), y que los miércoles de ceniza, las empresas y los complejos de oficinas coordinen con los sacerdotes de la parroquia donde están situadas para que, en determinado momento del día, vayan a poner la cruz a los empleados.
Éstos también manifiestan su religiosidad de formas muy personales, como ya he mencionado. Es muy común que la gente decore sus espacios de trabajo con imágenes de santos o vírgenes; o con rosarios. Recuerdo haber entrado en alguna ocasión a la oficina de un funcionario de la Alcaldía mientras hacía la práctica y haberme sorprendido, pues no tenía espacio libre en sus paredes. Todas, todas ellas estaban llenas de crucifijos; configurando una visión que se acercaba más a una escena del Exorcista que a la oficina de un Servidor Público. En otra ocasión, cuando tuve que quedarme hasta tarde en la Alcaldía, crucé por entre varios cubículos de trabajo en otra área; y pude ver a lo lejos una bandera de Colombia, con un rosario y unas fotos de la Virgen y del Presidente de ese entonces pegadas a la tela. ¡Vaya una forma de hablar de Estado Laico!
Entiéndase que no estoy en contra de la religión. Todos somos seres humanos; y tenemos todo el derecho del mundo de hablar con Dios (Allah, Shiva, Vishnu, Yahvé o el que quieran, gracias a la Constitución del ‘91), sentirnos parte de Él y tener una vida espiritual activa individual o en comunidad; con las alegrías y los consuelos que ella nos reporta. Sólo considero que, en esferas de la vida más públicas como la política, social y laboral, es un deber ser sobrios con las demostraciones de esa riqueza espiritual y no ser intrusivos con los demás o con la empresa.
Además, siempre he considerado la religión como un espacio sagrado, muy personal. No me gusta que se metan con él, y procuro no meterme con el de los otros. Precisamente por eso, es que creo que ésta no debe trascender a la vida pública y permear debates vitales para el desarrollo de las sociedades como la Eutanasia, el Aborto, el Matrimonio y la Adopción Gay, o incluso el estatus legal de los hijos, como aconteció en mi país hasta hace muy poco.
La religión es una manera maravillosa de crear comunidad; pero también una muy rápida de destruirla, si comenzamos a imponer determinadas creencias religiosas en la vida social de personas que, pudiendo incluso compartir el mismo credo, simplemente ven las cosas desde distinto ángulo.
Una entrada muy interesante! Es cierto que ya había oído hablar sobre la pasión de los colombianos y colombianas con el equipo nacional de fútbol; y es que justo cuando uno de sus jugadores más destacados, James, peor estaba jugando en el Real Madrid más apoyo recibía del pueblo colombiano. Pero no sabía nada de este fervor religioso, que en cierta manera me recuerda a la situación que también se da aquí en España, a pesar de que esta prohibido por ley exhibir símbolos religiosos en lugares públicos, es muy habitual encontrar o un crucifijo o algo similar.
Esto me hace preguntarme que opinión tenéis de las procesiones de Semana Santa que son tan típicas aquí? Y si hay procesiones en Colombia?
Por cierto algo muy curioso es que en cada cuartel militar o de la policía, cada Viernes Santo, se pone la bandera a media hasta en señal de duelo.
Saludos!
No conocía la costumbre de la bandera. ¡Que curiosa! Nosotros por aquí tenemos un fervor religioso que es de locos; y (como pueblo) nos encantan las procesiones, los reinados de belleza y la Navidad. Las procesiones más vistosas son las de Popayán y las Mompox, que son hermosas. Te tengo una historia curiosa: una vez, el Volcán Galeras (al sur del país) estaba como amenazando con hacer erupción; y los habitantes de Pasto (la ciudad que queda al pie del volcán) decidieron que la mejor cura para ello era sacar en procesión a la Virgen del Rosario por las laderas del volcán. Y razón tenían, porque nunca más volvió a amenazar ni a sacar fumarolas ni nada. La Virgen apaciguó al volcán 🙂
Si, la religión es algo muy personal, haciendo tan públicas las convicciones, puede llegar a ser algo tan conflictivo como discutir de política.
Siempre he pensado que, en aras del ambiente de trabajo, es mejor ser festivos pero no excederse demasiado.