¡Feliz día de la Secretaria! En una época en que, en los entornos más conservadores pesaban que el destino de las mujeres era el hogar (matrimonial o paterno), la educación o el convento, la opción del Secretariado representó para muchas la posibilidad de salir al mundo corporativo (que era propio de los hombres), ganar su independencia económica y hacer valer su individualidad en el mundo.
Era poco, frente a las casi ilimitadas posibilidades de hoy; pero era lo que había. Y lo tomaron como punto de partida para llegar adonde estamos hoy: a tres milímetros del techo de cristal.
No obstante, este imaginario de la secretaria permanece en la sociedad; especialmente en relación a las mujeres que (como yo), trabajan en una oficina. Yo misma he sido objeto de él; y me he ganado más de una felicitación involuntaria…¡cuando en realidad soy yo quien compra los regalos y las tarjetas! Con buen humor, aclaro el equívoco; y traslado el regalo y la felicitación a sus legítimas acreedoras. Bastante trabajan ellas, que han sabido adaptar su rol a estos tiempos modernos, como para que venga uno a quitarles el mérito.