Octubre 15
Nueva York
El día de hoy lo dedicamos completamente a recorrer las colecciones del Metropolitan Museum en su sede principal, en la Quinta Avenida. Para llegar no fue necesario sino caminar desde el apartamento, que quedaba a cuatro cuadras del parque. Seguimos la 92 hasta cruzar el parque y entramos al Museo a las 11.00 a.m.
Si bien nos tomó todo el día poder ver la totalidad de esta sede del MET (tiene tres; y la boleta es válida por tres días para entrar a cada una de ellas), y sabiendo que vimos cosas físicamente increíbles el día de hoy, no sentí la misma grandeza que sí me sobrecogió en Washington cuando recorrí la Galería Nacional de Arte. Tal vez el hecho de que siento al museo demasiado “atiborrado” de cosas; como si quisieran mostrar todo lo que tienen en la colección de una sola vez.
Para tristeza de la Miranda Priestly wannabe que en ocasiones me habita, el Instituto del Vestido estaba cerrado. Y para dolor de la nerda de turno, el Templo de Dandara estaba cerrado. ¡No sólo no lo pude ver en Egipto; tampoco lo pude ver en Nueva York! …bueno, viéndolo de forma optimista, encuentro ahí otro motivo para regresar a la Gran Manzana.
Vimos, sin embargo, cosas hermosas: artefactos históricos, obras de arte y muestras de folclor y de devoción de todas partes del mundo; con un tamaño tan colosal, a veces, que –como en el caso de la reja de la Catedral de Valladolid- dominaban la exposición.
Nos echaron, literalmente, del Museo: cerraron las puertas tras nosotros. Sin embargo, como en un último destello de luz, pudimos ver… ¡otro fragmento de la puerta de Ishtar en Babilonia! Así es: hay un fragmento adicional en la galería de arte de esa región del MET!
Y también pudimos ver, en una galería propia, los relieves de un templo asirio. Una cosa de locos; pero que no podíamos dejar de ver.
Salimos, y nos dirigimos a Central Park; para conocer las estatuas que hay en él. Infortunadamente, nos quedó faltando el Ángel de Bethesda pues comenzó a llover; pero hicimos una visita (sin té) a Alicia en su lado del parque y, oh sorpresa, nos encontramos como por casualidad una estatua del rey Jagello de Polonia blandiendo sus espadas a los paseantes.
Apretaba el hambre, y optamos por comer algo cerca al apartamento. La verdad, es que no lo había podido conseguir mejor ubicado; ya que estaba en una calle muy residencial; pero a dos cuadras tenía, básicamente, todos los recursos que pudiéramos querer y necesitar. ¡Hasta un Petco…!
Así que fuimos a dar con nuestros estómagos a un restaurante italiano llamado Regional (lo encuentran en 2607 Broadway, New York), que tiene precios razonables, y está muy bien atendido.
Los relueves asirios, están exhibidos exactamente igual en el museo Egipcio de Berlín, me pareció estar allí
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