El Reto de esta semana me devolvió, nunca más literalmente, a la infancia. Debía leer un libro en formato “lee tu propia aventura”, y escogí esta vieja joya de cuando estaba en la primaria y un libro con este aspecto tenía posibilidades reales de asustarme.
En primer lugar, realmente te hace el responsable de la trama. Al poder escoger hacia dónde se mueven los personajes, puedes terminar matando valientemente a cuantos vampiros sea posible; o puedes terminar como un vampiro más o cayendo del tren, en el peor escenario posible de todos.
“Qué hago aquí?” me pregunté más de una vez. “Para dónde cojo?”
Y, como las posibilidades son infinitas, los adultos podemos adolecer un poco de parálisis por análisis. Pero es bueno hacer el ejercicio de reponerse y activamente escoger. Total, lo “peor” que le puede pasar a uno es tener que volver a empezar.
Debo admitir que fue físicamente demencial leer este libro en PDF; que fue el único formato en que lo encontré. Aquello de interrumpir y buscar páginas se hace más llevadero con el libro físico (o cuando se tiene 9 años; que entre el diablo y escoja); o tal vez si hubiera podido encontrarlo en un formato tipo EPub, que permite ir de página a página con un toque. No fue así; pero tampoco estuvo mal: fue cuestión de poner atención y recordar la página.
La trama, nada -por supuesto- del otro mundo: vas en un tren, casi completamente vacío, traqueteante, por la noche, por el campo, por Transilvania, con una gente medio rara… ¡normaaaaal! Tranquilísimo.
…y ahí es donde empieza la aventura. ¿Cuál será el próximo paso?