¿Recuerdan que la semana pasada había dicho que, a veces, los negocios se tomaban meses, casi años? Bueno, pues parece ser que esta semana se me concretó una operación a la que llevábamos haciéndole ganas la friolera de 8 años.
Lo que leen.
8 A Ñ O S.
Esperando, planeando, preparando, aguantando, buscando la oportunidad; porque sí: incluso en este mar de incertidumbre que hay ahora, es posible encontrar oportunidades. Y esto es más pronunciado todavía en el caso de quienes están buscando el punto de entrada a un proyecto determinado.
Y con esta pequeña anécdota, quiero mostrarles que no son negocios del tipo Bill Gates/ Warren Buffet los que necesariamente se toman años para madurar. Puede ser una oportunidad a la vuelta de la esquina o una operación que, para que se alinearan las variables, se tomaba años…
No saben el gusto con el que proyecté los números de la operación. De nuevo. Una vez más en ocho años; pero sabiendo que esta vez, posiblemente, sea la vencida. Llegó la tormenta perfecta que estábamos esperando.