Junio 02
Hoy fue mi segundo día en Miami. Descubrí que, frente a lo construido en octubre de 2020, todo había cambiado bastante. Para comenzar, las Echo Residences de la esquina (en obra negra el año pasado) ya estaban terminadas; e incluso habían montado una repostería en el local de la esquina: Rosetta x BestBuddies.
“Ve y pruébala” me dijo mi papá “Margarita se mantiene allá cuando viene por las mañanas. Y vacúnate” me remató, poniéndose serio de repente: “no te dejo devolver a Colombia sin vacunar”.
“Sí señor” lo apacigüé “yo me vacuno. Pero me debo vacunar el viernes pues tuve que comenzar mi esquema de tétanos, papá. Ten eso en cuenta por favor” le dije.
Por el momento le seguí el consejo a mi papá, al menos en lo concerniente a la repostería. Al día siguiente, fui a la esquina a tomar café. Me antojé de un capuccino en leche de almendras…y de un éclair, que (para la risa de un señor de la edad de mi papá que estaba en fila) intenté comer con el tapabocas puesto. Distraída de mí!
Volví a casa con el capuccino en la mano, pues tenía pendiente una reunión de presupuesto que debía tomar, sí o sí.
Al terminar la reunión, mi papá ya había llegado del trabajo. Así que aprovechamos y salimos a dar una vuelta a uno de nuestros sitios preferidos de la ciudad…Dolphin Mall!
Ya le había dedicado artículos a este patrimonio social e inmaterial de los turistas latinoamericanos (ver artículos aquí, aquí y aquí) y de su delicioso chino de la plaza de comidas con su pollo agridulce color naranja radioactivo, así que no me voy a extender mucho en mis alabanzas. Baste decir que esta vez no íbamos con la idea de caminar y ver qué me animaba a comprar. Esta vez, iba con algo en mente…
Through the looking glass 