Junio 04
Mi papá me preguntó cómo pensaba moverme en Miami o si necesitaba el carro; a lo que le dije que no. Que pensaba usar transporte público (lo que, para él, es un gesto de terquedad en Miami): bus, Metro o Mover. “¿Y Trolley?” me preguntó. “Es una excelente opción, y cubre bastante de la ciudad”
Yo pensé en los buses naranja y verdes que veía transitar or Brickell Avenue…no había pensado en ellos. Averigüé, y así es como aprendí a usar el trolley de Miami. Sus rutas llegan desde Midtown -en el extremo Noroeste- hasta Brickell y Biscayne -en el Sureste-, y se enlazan entre ellos, y con los diversos medios de transporte público de la ciudad, creando un sistema verdaderamente multimodal que me dejó muy buena impresión:
El funcionamiento es sencillo: buscamos la parada de Trolley de la ruta que te sirve, esperas que llegue el Trolley, éste para y te subes. Así de sencillo. Y gratis.
En mi caso, quería ir a ver los murales de Midtown. Por lo tanto, me servía el Trolley que cubre la ruta de Biscayne Boulevard, la cual llega hasta Midtown y que podía tomar en la estación de metro de Brickell. Muy conveniente.
Caminando, caminando, pasé por un letrero a pie de calle, de esos que se ponen al frente de los negocios cuando abren: “Vacúnese contra el Covid-19 aquí”
“OK” me dije “esta gente de verdad cree en ir puerta a puerta” dije, acercándome a unas carpas en un parqueadero.
No, no era allá. Ese es el sitio de las pruebas PCR. La vacunación era adentro, en el Consulado Mexicano, me dijeron. Entré, y efectivamente había un puesto de vacunación del CDC, donde -después de 10 minutos de espera y 15 de la consabida espera por efectos adversos, con derecho a hacer de fotógrafa para una familia mexicana- ya había quedado vacunada contra el Covid, con mi certificado listo y con uno de los requisitos para volver a Colombia que había puesto mi papá en regla.
¡Y mientras esperaba, alcancé a ver pasar un trolley! Efectivamente, a media cuadra del Consulado, está la estación de Brickell, justo donde puedo tomar el Trolley. Es una estación multimodal: hay Metro, Trolley y buses que se enlazan ahí para alcanzar todo el sur de la ciudad. Caminé hacia allá, y encontré mi trolley.
Una nota importante acerca del transporte público en el Sur de la Florida: rige la política NO MASK, NO RIDE; la cual está explícitamente puesta en los cabezales de los buses y trolleys; y en las estaciones de Metro y Mover en pancartas y maquesinas. Esto quiere decir que, si uno no usa tapabocas, no puede acceder al medio de transporte así haya pagado su boleta, como es el caso del bus y el Metro. Los conductores tienen autoridad para bajarte del vehículo o no abrirte las puertas del mismo si ven que no la llevas o que está en mal estado, en línea con las políticas del Gobierno Federal, y en los medios masivos (Metro y Mover) siempre hay policías dando vueltas -me encontré varios en mis recorridos- encargándose de que todo esté en orden y la política se cumpla.
Así que siempre habrá medidas de protección y distanciamiento (que se pueden ver en la segunda foto de la galería del trolley) en el transporte público. Podemos viajar tranquilos.
Llegué a Midtown, que es una zona de la ciudad que está en pleno proceso de gentrificación. Mi plan original es ver los murales, disfrutar de alguna caminata y almorzar por allá. Aproveché un Starbucks para comunicarme con mi papá (quien ya me había llamado por WhatsApp) y mostrarle mi certificado de vacunación; antes de ponerme a caminar y a disfrutar, después de almorzar una ensalada en un local cercano.
Caminé un rato relativamente corto por el vecindario, pues alguien ya me había tentado: “hoy, te llevo a que conozcas el mejor pandebono del sur de Miami” “OK”, le respondí. Así que un rato después, subí a mi trolley de regreso, y caminé una cuadra y media hasta el apartamento.
Estaba apenas refrescándome cuando llegó mi papá. Descansamos, y tomamos camino.
Fue una rodada larga. Me extrañé, la verdad. Hasta que llegamos a un sitio que…nada que ver…y me dijo, muerto de risa “nada que ver, cierto?”
Y yo como: “pues no, la verdad”
“Espere”
Parqueamos en un mall a pie de calle, donde simplemente se veía la puerta de este local:

Nada que ver, pero al entrar…
Yo siento como si, traspasando la puerta del local, hubiéramos viajado al interior del país. Así son los graneros -que es como les decimos a las tiendas de abarrotes- colombianos: desde el aspecto de los refrigeradores y la parva (repostería, bakery, refrigerios, díganle como quieran) hasta las estanterías, los productos que hay para la venta y la forma de exhibirlos en ellas.
Tuve que procesar este choque visual como cinco minutos. La verdad es que, con sitios como estos, los colombianos podemos vivir un poco a la colombiana en medio de las comodidades de Estados Unidos. E incluso aquellos que están ya muy adaptados al estilo de vida del país, o que son inmigrantes de segunda o tercera generación, conocen estos sitios para cuando el estómago manifiesta algo de nostalgia.
Para más señas, la Pandebono bakery queda en 7473 SW 8th ST Miami, Fl 33144
Teléfono 305-262-6116
Y en últimas, estaba bueno el pandebono?
De los mejores que me he comido