Como hispanohablante, me encuentro en franca rebelión a las nuevas reglas de la ortografía hispana. Me niego a que las bellezas y las sutilezas de mi lengua se conviertan en un idioma Play-doh para retrasados mentales y facilistas! Lo siento, pero aunque la cultura de la incultura haya tomado por asalto el mundo desde hace diez años, todavía existimos seres humanos (y jóvenes) que preferimos la belleza de las estructuras lingüísticas, de las que el español -en mi ignorante opinión- tiene la arquitectura y los vocablos más bellos.
En mi opinión esta nueva e insultante ortografía parece obedecer al mismo principio y/o concepto de los mafiosos y las cirugías estéticas: plata y belleza fácil y rápido. ¿Será que hay que convertir en un producto de microondas aquello que se ha tomado tiempo y civilizaciones enteras construir? Yo no lo creo, y me duele que haya quien lo crea.
Feliz día! Continuaré subvirtiendo el idioma…o al menos a la RAE; porque para mí sólo sólo llevará tilde, güisqui será whisky, el emirato de Qatar no será sinónimo de degustar el vino, y los extranjerismos se escribirán en cursiva, o entre comillas!