Medellín – Ciudad de México
Hoy fue el gran día. Me desperté, muy emocionada, tomé mi mochila y esperé que mis tías vinieran por mí.
El viaje no tuvo ningún inconveniente: vuelos puntuales, buen servicio y buenas condiciones del clima hicieron que no hubiera ninguna novedad distinta a pasar delante del Popo, aún con las nubes de la erupción, como me señaló el pasajero que estaba sentado delante de mí, que volvía a su país. Asimismo, no tuve ningún problema con las aduanas, y la inmigración al país fue rápida y muy amable.
Los problemas ocurrieron al llegar al país, como tal. Ni mi prima ni yo mencionamos en qué vuelo iríamos. Mientras ella creía que yo venía en Avianca (que llega a la Terminal 1), y allá me estaba esperando, yo creí que le había dicho que venía en Copa, en la Terminal 2, y allá la esperé.
Después de dar muchas vueltas, y de sustos por parte de todos, pude por fin encontrarla. Nos encontramos en la Estación Cuauhtémoc del metro, la cual sería, los siguientes 10 días, la puerta de entrada a una ciudad enorme y fascinante.
En la tarde, fui al Zócalo en Metro. Aunque es tan grande como la ciudad a la que sirve, el Metro de la Ciudad de México es extremadamente amigable con sus usarios, y en modo alguno peligroso. Fue muy fácil orientarse en las estaciones gracias a la simbología de todo el sistema, que asigna un símbolo a cada estación; y tuve el placer de encontrarme con un tesoro preservado en la Estación Pino Suárez.
El Zócalo…es imponente y muy bonito. Me sorprende que cuando en este país dicen “una cosa” en realidad es “un complejo de cosas”. Tal me pasó con la Catedral, que en realidad es un complejo de tres iglesias, la una al lado de la otra, cercado. Es muy bonita y suntuosa por dentro, aunque algo oscura por el uso de madera y el color de las paredes.
Tuve la oportunidad de tomar el tour del campanario. Aunque lo de saber de las campanas no puede ser, a simple vista, muy atractivo para algunos, la posibilidad de subir al techo de la Catedral y ver la Ciudad de México extenderse hasta más allá de donde alcanza la vista mientras el sol de la tarde cae, es algo único. Recomiendo tomar este tour. Es barato ($15 MXN), y permite conocer una parte de la Catedral que, como dijo el guía, “muy poca gente, en muy pocos lugares del mundo, conoce”.