- Al diablo con las vacaciones: una novela tal vez demasiado ligera acerca de qué sucedería en caso de que el orden en el infierno se traspapelara; y que, en el ámbito de los negocios, deja notar –tal vez demasiado claramente- que a veces son los mandos medios aquellos que mantienen todo atado -y bien atado- en la diaria operación de los negocios.
Recomendable y algo divertida, mas no demasiado profunda.
- Freakonomics: el ilbro de economía que llevaba varios años queriendo leer. Soy una respetuosa aficionada de la Teoría del Caos en la economía y la forma en que influyen nuestras decisiones como individuos en el contexto de la micro y la macro economía. Aunque soy más aficionada a la macro, el libro que disfruté permite analizar algunos aspectos de la microeconomía –la riqueza familiar, la seguridad y el uso de bienes públicos- de una manera tal que la une con la macroeconomía a través del mecanismo de transferencia favorito. Y no, no son las tasas de interés: son los seres humanos; los únicos con la capacidad innata de adaptarse a los entornos casi sin inercia.
- La jaula de oro: un libro conmovedor de la Nobel de paz Shirin Ebadi para terminar el mes, que ilustra los avatares de Irán en el siglo XX a través de la historia de los hermanos Abás, Yavad, Parí y Alí. Conforme el país va evolucionando desde un régimen monárquico hacia la Revolución Islámica en que derivaría, las historias se van enfocando en cada hermano, siempre con el hilo conductor de Parí y su amistad con Shirin, quien se hace a un lado a petición de su amiga –lo que puede resultar sorprendente para el lector en algunas ocasiones –para contar la historia reciente del pueblo iraní.