Comienzo mi proyecto por la biblioteca principal: la mía; porque, ¿qué es un lector sin su biblioteca? Cierto que excelentes lectores se han formado en las bibliotecas públicas, o en bibliotecas escolares: yo misma soy una de ellos; pero según mi modo de ver todos, de alguna manera, buscamos emular esos espacios y tener, cada uno, nuestras propias bibliotecas.
Grandes, pequeñas, sencillas o personalizadas; cada espacio es propio de “su” lector, y refleja –a veces involuntariamente- su personalidad.
La mía es relativamente mediana; sólo que está distribuida en tres lugares de mi casa:
- Una primera parte, que ya la he mencionado, son los libros más especiales, que mantengo siempre cerca de mí; y que ahora están en una repisa de mi cuarto.
- Otra parte está en los estantes inferiores de la biblioteca de mi casa.
- Otra parte más se encuentra en el cuarto de huéspedes de mi casa. Esta última parte a su vez se subdivide; ya que una parte está en los estantes de la pared; y la restante en el mueble del televisor
Aunque es un poquito triste que mi biblioteca esté desperdigada por la casa, hay que comprender que tengo algunas limitaciones de espacio (sobre todo de estanterías), que ya estoy trabajando para solucionar. La idea es que pronto mis libros tengan su lugar, y que éste sea bonito y moderno.
Haciendo un aparte, quiero hablar también de la biblioteca de mi casa. Es la biblioteca de mis papás, y tiene su propio lugar en la casa, en un mueble empotrado que hizo mi tío cuando nos mudamos. Todavía recuerdo verlo a través de la puerta vidriera que había en ese momento, una figura alta y borrosa entre el aserrín que levantaba su taladro mientras la biblioteca iba tomando forma.
Los habitantes principales del espacio fueron siempre las enciclopedias y los diccionarios. Soy parte de la última generación que creció sin internet; por lo que mis papás siempre buscaron que hubiera información de buena calidad disponible para nuestras tareas del colegio. Por este motivo, todavía sé cómo buscar en una enciclopedia. Y vaya si había de todos los tipos: históricas, matemáticas, infantiles, científicas y hasta de manualidades y cuidado del hogar; amen de algunos libros de cocina y, por supuesto, los libros de la carrera de mis papás, que son administradores como yo. Más bien poquita literatura, ya que el énfasis de los papás siempre fue el estudio.
Hoy en día, ya no está la puerta vidriera que separaba el espacio; y en lugar de un TV y un sofá que hubo muchos años (pues también era la habitación en la que veíamos TV Pipe y yo) hay una poltrona y muchos más libros, ya que un tercio de mi biblioteca está actualmente en este espacio, que ha sido siempre parte importante de la casa.
ME ENCANTO ESTE ARTÍCULO! NO RECORDABA QUE LUIS LES HABÍA HECHO EL MUEBLE DE LA BIBLIOTECA 🙂
Hola!
Ciertamente la biblioteca es donde vive el alma de un lector, y a pesar de que las bibliotecas públicas son lugares llenos de “magia”, coincido contigo en que no hay nada mejor que tener cerca esos libros especiales que han significado tantas horas de placer lector.
Saludos.