El domingo, después de hacer algunas compras, mi papá me ofreció ir a Midtown. ¿Qué es eso? Le dije. Midtown, me explicó, es un barrio que están “mejorando” y en el que han hecho graffittis bonitos, han puesto galerías de arte, tiendas sofisticadas e incluso una sede del College local de diseño y del reconocido Istitutto Marangoni. Es decir, que íbamos a conocer un área de Miami que se está convirtiendo en un distrito de diseño y que, como tal, es parte de lo que en bienes raíces se denomina un “proceso de gentrificación”.
Dimos algunas vueltas por el barrio, pues el papá no es muy fanático de dejar el carro por esos lares y, efectivamente, pudimos ver grupitos de turistas paseando; piezas de arte urbano; festivales de carritos de comida y, en una zona, Paradise Plaza. Aquí, se dan cita todas las grandes marcas del diseño a nivel mundial: Gucci, Fendi, Prada, Valentino, Tom Ford, Luis Vuitton, Harry Winston, MiuMiu, Louboutin, Burberry…la lista es larga, e incluye básicamente lo que se quieran imaginar en las marcas más prestigiosas del diseño mundial (curiosamente, las únicas dos que no vi fueron Chanel y Carolina Herrera), dándose cita en un lugar hermoso de Miami; lleno de fuentes y con espacios amplios…que está justo en Midtown.
Como ya dije, el área ha sido habitada tradicionalmente por la clase media-baja de la ciudad; en particular, por personas de raza negra; y los ingresos del vecindario no se caracterizan por ser de los mayores del área de Miami. A pesar de lo lindo del lugar, las preguntas comenzaron a resonar en mi cabeza: ¿Y las personas que viven aquí? ¿Les habrán subido mucho la renta? (esto es lo primero que hacen los comisionistas de propiedad raíz cuando un barrio de pone de moda; pues mejores arriendos implican mayores comisiones por la administración del inmueble y, posiblemente, inquilinos más llevaderos) ¿Qué va a pasar con los pobladores tradicionales de la zona? ¿Hacia dónde se van a ir? ¿A Homestead (hacia donde tiene pensado expandirse Miami)? ¿O van a densificar al vecino Little Haiti?
De acuerdo con mi papá, ese proceso tomará años para desarrollarlo completamente. “Por lo menos veinte” le dije; pues me imaginaba las compras de casas, los desarrollos urbanísticos, los lanzamientos, el encarecimiento paulatino de la vivienda hasta hacerla prohibitiva para los residentes…una imagen de futuro no muy amable para las personas que han habitado tradicionalmente el vecindario; así sea éste un futuro lejano.
Tiene que ser muy bravo que pongan un sitio de ese tipo, con ese nombre; justo al lado de casas de clase media y media-baja. El mensaje está claro, y es algo así como “usted vive a dos cuadras del paraíso terrenal; pero no tiene dinero para poder entrar en él”. Es una reflexión muy dura, porque en vez de mejorar el acceso a poder inquisitivo por parte de los pobladores de ese vecindario, es recrudecer la desigualdad.
Coincido totalmente con esa última reflexión, cada vez masas vivimos en un mundo donde el risco es cada vez más rico, y el pobre se empobrece.
Por cierto no sabía que fueras de Miami, corrígeme si me equivoco eso viene siendo el estado de Florida, no?. Es que curiosamente una amiga mía es de una pequeña ciudad llamada Oviedo también en Florida.
Saludos!
Tienes toda la razón! Parece ser que hay que volver a poner de moda aquello del capitalismo con bienestar; no sólo económico (mayor igualdad y movilidad social) sino físico y espiritual. Creo que como sociedad nos falta algo de compasión y de lentitud en la vida; pero bueno, eso sólo soy yo…
No soy de Miami; aunque sí tienes razón: es la ciudad más importante del estado de Florida (aunque no la capital, que es Tallahassee). No obstante, sí debo asistir a algunas reuniones de trabajo allá, pues es el hub financiero para América Latina; y también parte de mi familia paterna (papá incluido) vive allá. Por mi parte, yo soy de Medellín (Colombia), y todavía tengo la fortuna de vivir por estas parroquias…feliz día! 🙂
P.S: la ciudad de tu amiga queda cerca de Orlando, y de los parques de Disney 🙂
Cierto, ahora que lo comentas, me doy cuenta de que eres de ese precioso país llamado Colombia con su monumental santuario de las Lajas (aquí he de hacer una pausa y dar las gracias a los documentales que nos enseñan esos preciosos lugares).
Respecto a mi amigo, por fin entiendo porque siempre estaba de buen humor y contenta.
Saludos!
Eso es cierto! Las Laas queda en nuestro país, cerca a una ciudad en el sur llamada Pasto. Esa está en mi lista de lugares por conocer 🙂 Saludos!
Cuando los chachos se antojan, barren con aquellos que no pueden defenderse 😦