Hoy fuimos a Islands of Adventure. Seguimos en Universal. Y seguimos con los simuladores; ya que hoy tampoco entré a la primera atracción del día: la montaña rusa de Hulk. El porqué, es (parcialmente) evidente:
Esta enorme e imponente atracción es una montaña rusa con caídas, giros, torciones y curvas; por lo que mejor aproveché para tomar algunas fotos desde el punto de observación pivilegiado de un puente cercano.
De ahí, salimos rumbo a Transformers, el primer simulador. Al terminar la pelea/escape exitoso de los Decepticons, pasamos a la atracción del Hombre Araña; que peleaba contra todos sus villanos, en lo que el propio personaje reconoció como “el día más peligroso de mi vida…y de la de ustedes”.
Nada mal para la mañana; por lo que, tras un almuerzo frugal consistente en sánduches (que estamos llevando a los parques con mucho juicio), nos dispusimos a ir a Hogwarts.
Si en Universal recreaban Londres y su Callejón Diagon, en Islands of Adventure los lugares mágicos son Hogwarts y Hogsmeade:
¡Y casi me pierdo el simulador de Harry Potter! Como no sabía si era montaña rusa o no, no había guardado mis cosas en los casilleros. Por suerte y, de nuevo, gracias a las pocas filas, pude devolverme al leer el letrerito de marras y guardar mis cosas a tiempo.
Me quedé sin respiración al entrar al Hall de los Retratos:
¡Es más hermoso que en las películas! Y la fila nos fue llevando por tidas las partes del colegio: el Comedor, los Invernaderos, la Dirección, el retrato de la Señora Gorda…hasta que, finalmente, llegamos al simulador; que es muy inmersivo y nos lleva a dar un vuelo en escoba que incluye Quidditch, dementores y hasta las arañas del Bosque Prohibido. Todo un festín para los que somos fanáticos…y hasta para los muggles!
La salida de la atracción es cerca a la Cabaña de Hagrid; que tiene su propia montaña rusa, La Fuga del Hipogrifo. Más para niños realmente; subimos de todos modos aprovechando las pocas filas. De ahí, seguimos a Hogsmeade.
Nos quedamos un buen rato en único pueblo totalmente mágico. Compramos dulces, paseamos y probamos la famosa cerveza de mantequilla; que nos pareció espantosa. Una especie de malteada, con una esencia de avellana y de caramelo. Dulzona, hasta para nuestros estándares de hormiga. No pudimos terminar el vaso que, muy previsoramente, habíamos comprado para compartir por lo dulce que era. También tomamos muchas fotos y caminamos por “el pueblo”; de nuevo, apreciando todos los detalles que tiene para ver.
Salimos buscando la atracción de Jurassic Park. Una montaña rusa de agua en la que me monté con Lili. Tuve un momento de susto inicial -aprovechado por la muy burletera para gozarme- pero la montaña rusa era finalmente suave; y también disfruté del recorrido. Éste simula un “error” del sistema, que lleva a los ingenuos paseadores de una zona de dinosaurios herbívoros a una controlada por los velocirraptors; muy al estilo de la peli.
Estábamos muy contentos; pero Poseidón, la siguiente atracción, fue un desastre. Primero, había poca emoción en la fila y, cuando menos lo pensamos, estábamos rodeados solamente por personas mayores. Mala señal, si lo que estás buscando es emoción…y sin señales, tampoco, de sillas cercanas; pues se nos estaban cansando los pies.
Esta atracción simula una batalla entre el bien y el mal, y un escape del Templo de Poseidón. En un momento dado, se activa una especie de lavadora gigante que forma un túnel y huele mucho a cloro. Por este túnel hay que pasar “escapar”…del tedio, será; porque ni miedo, ni risa ni ná.
Con nuestras mejores caras de WTF, escapamos de ahí para darnos cuenta de que habíamos terminado de ver las atracciones del parque. Islands es más pequeño que Studios; y las pocas filas nos dejaron con tiempo para repetir. ¿Y qué íbamos a repetir, sino HarryPotter? Corrimos a Hogwarts, para enterarnos de que la atracción estaba cerrada debido a problemas técnicos. Repetimos, entonces, el Hombre Araña y Transformers antes de regresar al hotel.
Una vez allí, nos aguardaba drama: alguno de nuestros compatriotas, alojado en el mismo edificio que nosotros, activó las alarmas de incendio al cocinar unas arepas; por lo que la alarma que había en nuestra habitación se activó y, por recomendación de la recepción, tuvimos que evacuar el hotel hasta que llegaron…¡los bomberos!
Atendieron el llamado (a pesar de que no hubiera habido fuego, pues la alarma está conectada con su estación) y, muy amablemente, se tomaron la foto con los turistas que, en el colmo del atrevimiento, habían incluso bajado un paquete de papitas para lo que fue un épico final de día para esta aventura.
Ja, ja, ja, qué gracioso lo de los bomberos😂😂😂