Ah, la Gripa! Es la compañera infravalorada de la oficina. Siempre ahí, siempre dispuesta; pero (casi) siempre dejada de lado…
…¡y sin embargo, cuando toma el control, todo se deriva hacia ella…! Los tiempos se hacen largos, los viajes al baño más frecuentes, el malestar omnipresente y el riesgo de una incapacidad o una ausencia, creciente. Todo, gracias a ella; la mala influencia del equipo.
Cuando un compañero tiene gripa, el equipo entero se resiente. Eso, sin contar con el riesgo de contagio, que hace que la gripa rote de un cuerpo a otro a lo largo de varias semanas. Este contagio está exacerbado por el circuito cerrado de aire acondicionado que padecen las oficinas, y que lo diferencian del de los quirófanos. Aunque la premisa es la misma (el aire frío mata las bacterias), los quirófanos tienen extractores que retiran el aire contaminado; del cual carecen las oficinas. Así pues, las bacterias y virus hacen e los ductos del aire acondicionado de un edificio de oficinas su hogar mientras llegan a un cuerpo humano que, con sus 36°C promedio de temperatura, es su lugar favorito para vivir y reproducirse.
Por esto, suelo ser partidaria de que las personas se tomen unos días (los peores de la enfermedad) en sus casas. No sólo considero ofensivo hacer trabajar a una persona con un malestar tan intenso; es una molestia exponer al resto del equipo al contagio. No obstante, les comparto mi kit de oficinera agripada, para cuando hayq ue sobrevivir a la peste en el medio de trabajo:
Ciertamente es una molestia muy grande la de tener que trabajar cuando se está padeciendo un proceso gripal, pero claro está que en algunas ocasiones no queda otra solución. Saludos!