Hay días de días. Hoy, por ejemplo, es uno de aquellos en que las tareas parecen multiplicarse en una orgía a la que no estoy invitada, pero de la que debo hacer la limpieza. El teléfono literalmente no ha parado de sonar desde las 8.00 hasta las 10.20 a.m. y apenas me puedo sentar a escribir estas líneas. ¡Amo los días así!
Días en los que me siento productiva; en los que siento que mi contribución genera más valor del normal a mi oficina. En que me siento espoleada e impulsada a hacer las cosas; en que siento que lo que estoy haciendo en ese momento, así sea una tarea de las más sencillas, es un paso más en dirección al crecimiento y a la generación de valor para la oficina y para mí.
Como le dije a mi jefe hace poco: “hay días en los que salvamos al mundo. Hay otros, en los que escasamente podemos terminar de leer los correos”.
Amo trabajar; y amo estos días, en que las mil y un tareas me recuerdan lo gratificante que es estar aquí.
Esos días de boleo son lo mejor que hay, la mente es más ágil, empujada por el sentido de la Responsabilidad 😀