Octubre 24
Boston, MA
Hoy fuimos francamente perezosos. Nos levantamos tarde, hicimos el desayuno con toda la calma del caso y, muy después del mediodía, nos fuimos al Museo de Ciencias. De nuevo, el clima no era muy apto para el itinerario planeado (Concord o Plymouth), así que tuve que recurrir a un Plan B.
Tomamos el metro hasta el MassGen, el Hospital más importante de la ciudad; que, al mismo tiempo, es el mayor empleador de la zona. A una distancia de diez minutos caminando, encontramos el Museo de Ciencias.
Éste es como una mezcla entre un Planetario y el Parque Explora; y tiene la forma más compleja posible de exhibir los precios que he conocido el algún lugar. Con decir que los primeros diez minutos los pasamos frente a la taquilla, interpretando cómo había que pedir las boletas y cuánto iba a costar la gracia…!
Comenzamos por la sección del Planetario. A la entrada de ésta, había un simulador con el que me entusiasmé; y al que el papá se subió con ciertas reticencias. En su honor, pedí que la intensidad del mismo fuera media, y no alta; pero aun así el Viejo lo encontró bastante azaroso.
Luego, entramos a ver una película acerca del viaje a Marte, la nueva frontera de la exploración espacial.
De ahí, salimos al Museo, como tal. Si bien no lo considero “la gran cosa” frente a otros en los que he estado (las exposiciones podrían estar más actualizadas y en mejor estado), sí es una buen opción a la cual ir si son algo nerd y si van en un plan más familiar.
Del Museo, rescato la zona de Matemáticas y Geometría, donde hacen una exhibición hermosa de las formas complejas de los modelos matemáticos en forma de pompas de jabón. También, exhiben algunas frases bellas acerca de esta disciplina.
Otra exhibición interesante es la de la Estación Espacial. Para la nerdi-astronauta que hay en mí, fue un gozo: a lo largo de buena parte del segundo piso, hay muestras y exhibiciones acerca de todos los aspectos de la vida de un astronauta en el espacio: desde qué come, hasta cómo se viste, se ejercita, responde a la presión de fuerzas gravitacionales en un entorno como el de la EEI…y hasta descome!
El plato fuerte es una simulación de la EEI en movimiento. Aunque no es muy rápido, sí tuve que cerrar los ojos; pues me iba mareando conforme iba escuchando las explicaciones mientras el simulador del módulo espacial giraba, como lo habría hecho la Estación en la órbita terrestre. Fascinante, sin embargo.
Comimos en el Museo, antes de irnos; y pasamos por un Marshalls, buscando una cobija para el papá. De ahí, volvimos al apartamento y descansamos.