Salem, una visita sorpresa

Octubre 25

Salem, MA

¡Por fin! Un día que no estuviera pasado por agua y Planes B, pudimos rescatar el itinerario para ir a la ciudad de las brujas: Salem MA. Tomamos el metro hasta la Estación Norte, donde nos encontramos con Pipe y sus compañeros de Congreso. De ahí, subimos al Tren de Cercanías hacia Salem.

Éste es un pueblo pequeño, conocido por haber sido el epicentro de la histeria colectiva que desencadenó los juicios por brujería entre los puritanos del Siglo XVII. De hecho, los lugareños se avergonzaron tanto, tanto por lo que hicieron, que optaron mejor por enterrar en el pasado esas persecuciones; y sólo en épocas relativamente recientes han salido a la luz vestigios físicos de esa época, como cimientos.

Salem, además, fue un puerto mercante activo en los años de colonia inglesa; y tienen un monumento a esta actividad en la orilla del mar, que también visitamos.

Lo primero que me sorprendió fue la amalgama tan brava que hicieron los vendedores de recuerdos para unir todo el tema de las brujas y derivados, con el tema de los chakras y la energía. En todas las tiendas en las que entré, encontraba una mezcla wicca-chamánica de tipo Sabrina-la-bruja-adolescente-fue-a-la-india, que encontraba ontológicamente contradictoria; pero que igual dio lugar al humor.

Otra sorpresa de tipo humorístico que la cantidad de muchachitas con aire de “mall goths” yendo allá. Puro aire de sufridas, con el pelo pintado de colores y cara de lo que llamamos “daddy issues”…pero eso sí, dotadas con el último IPhone que les compró, precisamente, Daddy. Como para poner los ojos en blanco un buen par de veces…

La siguiente sorpresa fue que no encontré museos, en el significado más histórico de la palabra. Cierto que está el Museo Peabody, de arte (que tenía una exposición acerca de las Emperatrices de China que, honestamente, no esperaba encontrarme en este rincón de Nueva Inglaterra); pero nada relacionado con la tradición puritana de Salem. Y esta no fue una sorpresa jocosa o agradable. Fue todo lo contrario: no podíamos creer que en este pueblo tan histórico no hubiera algo que testimoniara lo que ocurrió.

Sí encontramos algunos lugares de interés, que también visitamos; como la Casa de la Bruja: una casa pintada de negro que ha durado desde esa época; o la famosa Casa de los Siete Tejados.

Sin embargo, quiero hacer énfasis en que conocer Salem me gustó mucho. El pueblo es bonito, tiene un ambiente agradable, la parte histórica es pequeña y bien cuidada; y fue allá donde vi ese “tipo náutico” que tanto asociamos a Nueva Inglaterra por primera vez: ese paisaje verde y azul, donde el mar se mete a la tierra y las personas conviven con esa cercanía al mar tan hermosa: los faros, las playas frías del Atlántico Norte…todo eso, lo vi en Salem; y me gustó mucho. No dejen de ir a visitarlo, porque yo volvería con algo más de calma, a disfrutar del encanto de ese lugar.

This entry was published on November 21, 2018 at 4:11 pm. It’s filed under Diario de Viaje, Viaje and tagged , , . Bookmark the permalink. Follow any comments here with the RSS feed for this post.

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