El Mundo de Afuera

A veces, tenemos las cosas planeadas y, simplemente, cambia el plan. La meta no cambia; pero sí el plan. Eso es la vida; y eso es adaptarse.

Por eso, cuando leí esta entrevista con Jorge Franco, publicada a raíz del lanzamiento de su último libro, supe que debía hacer un cambio. Seguir  con la meta; que era leer a Jorge Franco. Un escritor famoso de mi país, como indicaba el Reto; pero hacer un cambio en la lectura que haría. Por eso, opté por leer mejor El Mundo de Afuera.

quepasoenoctubre

Como explica el escritor en el artículo que referí, un día se dio cuenta de que escribió, en desorden, una trilogía dedicada a Medellín. Dicha serie, que retrata mi ciudad en tres tiempos distintos, la componen El Mundo de Afuera, Rosario Tijeras y El Cielo a Tiros; su más reciente novela, y la que aborda el Medellín actual y las secuelas que esas décadas de corrupción dejaron sobre ella.

Así pues, cambié Paraíso Travel por El Mundo de Afuera; y pienso que estuve en lo correcto. Si bien el reto original es una de las obras más reconocidas de Jorge Franco, con esta abro una puerta a la historia reciente de mi ciudad. Una historia que quiero explorar. Que ha estado permeada por el dolor y por la pérdida de la inocencia y la destrucción del tejido social en los habitantes como colectivo. Pero también, una historia de la resistencia de las personas de bien: de las que vivimos esos años duros en la ciudad; sin pensar en abandonarla ni en llevar los negocios a otro lado. De las que sabíamos que el mal no dura y que, con tiempo, la ciudad sanaría. Esto último todavía no se ha logrado; pero hemos estado haciendo el esfuerzo continua, imperfecta (pues nos falta muchísimos por mejorar y afinar) y humanamente.

Si bien Franco se toma algunas licencias un poco más que poéticas con respecto a datos biográficos de los protagonistas en su obra, El Mundo de Afuera nos cuenta una historia que, de hecho, fue real. La historia de la Niña del Castillo, Isolda Echavarría. Hija de una de las grandes familias industriales de la ciudad; aislada por sus padres del mundo exterior; que vivió como una princesa y murió tempranamente por una enfermedad de nombre casi impronunciable para los habitantes locales: el Síndrome de Guillain-Barré.

El misterio de Isolda, y el aislamiento en que vivía en su castillo (otro de los protagonistas de la obra, en mi opinión), fascinó por años a la opinión pública y a los habitantes de lo que, en esa época, era todavía un suburbio campestre de Medellín: la comuna de El Poblado; y, en particular, la Loma de los Balsos.

Museo-El-Castillo-1

En paralelo a esaa historia cuasi mágica de Isolda discurren flashbacks (que, me han dicho, son muy utilizados por el escritor) donde describen la relación entre don Diego Echavarría y doña Dita, padres de Isolda; la construcción del Castillo, que hoy en día es un museo y centro cultural; y que retorna, sempiterno, a un presente sombrío: el del secuestro de don Diego Echavarría (que partió la historia de la ciudad, y actuó como preámbulo para la realidad que vendría después, que se encuentra en Rosario Tijeras); así como la obsesión de uno de sus captores con la hija del industrial.

Una obra bonita; con muy buen ritmo de lectura. Tal vez un poco más de licencias poéticas de las que me habría gustado; pero que definitivamente recomiendo, por su testimonio histórico y por la inteligente y llamativa técnica del flashback.

This entry was published on November 25, 2018 at 9:00 am. It’s filed under Lectura and tagged , , . Bookmark the permalink. Follow any comments here with the RSS feed for this post.

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