La Canción de Troya

…bueno, la verdad es que este libro no tiene mucha relación con el RetoLector de este año (al menos, no con las lecturas semanales); pero, por supuesto, está relacionado con nuestra Hélade. Y, como me vio inmersa en un AñoHomérico, la Tía Viajera decidió prestármelo.

Y tremendo favor el que me hizo. Esta novela es otra forma de disfrutar el mundo de Homero; que no necesariamente está relacionada con la forma en que el gran poeta clásico veía el mundo, pero nos da herramientas para comprender mejor que, a veces, detrás del honor se esconde el afán de poder.

Para comenzar, la autora nos sitúa en un contexto económico difícil. Las ciudades griegas se están empezando a preocupar porque Troya, aprovechando su situación privilegiada, cerró el cruce del Helesponto y no pueden comercial con tranquilidad con Asia Menor. Están perdiendo poder y dinero a ojos vista.

Para Agamenón (rey de Micenas, gobernante supremo de la conferederación y cuñado de Helena), ganar la guerra implica ganar a Grecia. No sólo fortalecer su poder entre los reyes griegos, sino apuntalar una economía y comercio trabados por el bloqueo troyano. También, implica comenzar a colonizar la orilla oriental del Egeo: asentar en sus ricas tierras a familias griegas, que den comienzo a un Imperio Griego. La guerra tiene, pues, el rostro del dinero y la ganancia comercial. Pero como esto es bajo, y va en contra de las leyes de la guerra impuestas por Zeus, deben siempre anunciar que combaten para restablecer el honor de Menelao.

A este deseo de poder, súmele que está teniendo lugar un cambio de religión; y la sociedad está pasando de un modo de gobierno matriarcal hacia uno patriarcal, representado por los dioses del Olimpo. Las mujeres se están recogiendo en sus hogares, y es el hombre quien está tomando un papel preponderante en el gobierno y la religión.

Comienzan entonces no sólo a yuxtaponerse, sino a contradecirse, las leyes sociales y religiosas de la cultura: los propios nuevos dioses piden seguir conductas de los antiguos; o se niegan a ser venerados en los lugares tradicionales de culto, etc.

La Hélade está entonces a punto de estallar; y lo hace, cuando Helena -por su propia voluntad- decide dejar a su esposo e hijos y seguir a Paris hacia la inexpugnable Troya. Así pues, la mujer seductora/lasciva por antonomasia, queda reducida entonces al nivel de casus belli (o sea, de Florero de Llorente) en un mundo que empieza a ser de hombres. Y la espiral de la guerra comienza a desenvolverse a su alrededor, de una manera tal que no sólo la consume a ella; sino a todos a su alrededor.

Durante las 507 páginas del libro, McCullough cede la palabra a los diferentes personajes principales de la gesta homérica: Aquiles, Príamo, Helena, Ulises y Agamenón (entre otros) se van cediendo la palabra, y van recontando los episodios de La Ilíada como si estuvieran en una conversación animada y hubiera estado invitada a ella.

Tal fue mi impresión, de lo sencilla, apasionante y envolvente que es la narrativa del libro. La autora no omite nada, y aprovecha para darle una voz potente, muy humana y nunca antes vista a los personajes de Homero. Los pasea por su mundo mientras describe la profundidad de los conflictos humanos que los acechan, proyectados contra el claroscuro de la omnipresente guerra.

Recomendadísimo; y muy seguramente, una buena puerta de entrada para quienes no han leído a Homero.

This entry was published on August 21, 2019 at 9:00 am. It’s filed under Lectura and tagged , . Bookmark the permalink. Follow any comments here with the RSS feed for this post.

3 thoughts on “La Canción de Troya

  1. Me encanta que te haya gustado 🙂

  2. Pingback: ¿Qué aprendí de todo esto? | Through the looking glass

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